22 agosto, 2006

SUCESOS EXTRAÑOS (I): UNA MUJER ISRAELÍ SALVA LA VIDA GRACIAS A SU IMPLANTE MAMARIO


Según narra el cirujano que la operó, el implante de silicona amortiguó el impacto de una esquirla procedente de un cohete de Hezbolá salvando a la víctima de un impacto mucho más fuerte y profundo. Claro, tuvieron que cambiarle el implante, pero se puede decir que ya lo tenía más que amortizado.
He querido destacar esta noticia porque es el tipo de cosas que, si la gente las viera en una película diría: "venga ya, no cuela". Bueno, hay gente que también lo dice cuando ve a Trinity correr por las paredes en "Matrix", pero eso es otra historia. Sin embargo, hay una rara especie circulando por ahí a la que llamamos "guionistas", que podrían sacar un filón de semejante historia. Por ejemplo, M. Night Shyamalan, cuya última obra, "La joven del agua", se estrena el próximo viernes (vaaale, estoy hilando más fino que Penélope, la de "Ulises 31", o era "La Odisea"...).
Imaginen solo por un momento:
un joven islámico-libanés y una joven judía-israelí se enamoran perdidamente durante una convivencia organizada por grupos religiosos pro-reconciliación (esto es un poco endeble, lo sé, hay que trabajarlo más). Durante años mantienen una estrecha relación amorosa a pesar de la distancia, tanto física como espiritual, que les separa. En uno de sus furtivos encuentros el joven le pide por favor a la chica que se opere los pechos, que él mismo está dispuesto a financiarle la operación, porque así alcanzaría la perfección que él desea para la mujer de su vida (o algo así, hay que currarse el diálogo; tiene que ser memorable y tan convincente que hasta los tíos heteresexuales que lo oigan quieran operarse también). La verdad es que ella ya lo había pensado antes porque la pobre calza una 80 (solo disponible en la sección infantil del Mark's & Spencer) y siempre había deseado parecerse a Scarlett Johanson, así que ve la ocasión perfecta para cumplir su sueño. Al principio se hace la ofendida y le dice a su enamorado que ni hablar, pero al final acepta entre grandes sollozos (ellas son así, lo he leído en el Maxim). Total, que se opera (es la excusa perfecta para introducir una brillante escena de operación al estilo "Nip / Tuck") y son felices hasta que el novio, influido por un nuevo amigo, se introduce en el oscuro mundo del fanatismo religioso y acaba recalando en las filas de Hezbolá (no pueden faltar los guiños a la saga galáctica en este momento. Por ejemplo, al amigo lo puede interpretar Ian McDiarmid caracterizado para la ocasión. Bueno, también pueden barajarse otros homenajes más sutiles). Él piensa, en el fondo, que está ayudando a la liberación del pueblo judío y por tanto de su enamorada (vale, es que McDiarmid tiene un poder de convicción que te cagas), pero ella no acaba de ver la relación entre que bombardeen su casa y la liberación de su pueblo, así que empiezan a distanciarse. Al cabo de unos meses nuestro "héroe", que sigue conservando la foto del "Antes / Después" que le facilitaron en la clínica de estética y al que vemos besarla de vez en cuando, actúa en un bombardeo sobre el pueblo de su ex-novia. Entonces llegamos casi al final de la historia. Vemos a cámara lenta (es el momento del bullet-time) como salta la esquirla de la bomba lanzada por nuestro amigo y la seguimos hasta que se aloja en la, ya famosa a esta alturas, teta de silicona. Metáfora: el símbolo del amor que se procesaron en su momento salva a la mujer de una muerte segura y al hombre de la culpa de haber acabado con su vida.
Epílogo: al cabo de unos diez años, una vez pacificada la zona (este es otro de esos momentos en los que el espectador diría: "venga ya, no cuela"), ella trata de encontrar a su ex-novio, al cual había perdido la pista. Para su pesar, se lo encuentra ejerciendo la prostitución en los bajos fondos de Beirut vestido de mujer y con un par de tetas más grandes que las suyas (un toque almodovariano que pone en evidencia las paradojas del destino). Me temo que este final está destinado a los extras del DVD, pero es que en estos tiempos hay que pensar en todo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que la historia no tenga reminiscencias personales porque lo de las tetas para parecerse a Scarlet es sospechoso. ¡VIVAN LAS TETAS PEQUEÑAS Y BIEN PUESTAS!

DECKARD dijo...

¡VIVA!