Cuando hablamos de la adaptación al cine de un cómic hay varias formas de enfrentarse al análisis: olvidar la obra en la que se basa la película y tratar de juzgarla por sí misma o juzgarla como adaptación por su fidelidad al original. Una gran película puede ser una mala adaptación y viceversa. Claro que, cuando tratamos un personaje tan querido por tanta gente como Tintín, es más complicado buscar la distancia adecuada para juzgar la película por sí misma. Para ello es necesario hacer un ejercicio de simplificación y preguntarnos: ¿que tipo de película es El Secreto Del Unicornio? Lo más simple sería empezar diciendo que es un film de animación. Desde este punto de vista, creo que nadie puede negar que estamos ante un film animado absolutamente brillante en todos sus aspectos.
Podríamos añadir que es un film de aventuras. Tampoco creo que haya mucho lugar para la discusión en cuanto a la pasión por la aventura que se respira en cada uno de sus fotogramas. A continuación diremos que se trata de un film espectáculo, y ahí ya entramos en la polémica porque eso es algo que mucha gente ve directamente como un insulto. Yo creo que hay que entrar a juzgar si se trata de un buen o un mal espectáculo, pero decir que una película es mala por buscar la espectacularidad es absurdo. Me parece que aquellos que menosprecian la espectacularidad en el cine, en realidad menosprecian el cine mismo, y en particular el cine de género fantástico y de aventuras, ya que una de las características más singulares del séptimo arte es una capacidad para generar espectáculo muy superior a la del teatro, el cómic o la literatura, las artes con las que más se le suele comparar. Hecha esta aclaración, entremos a analizar si estamos ante un gran espectáculo o ante una simple sucesión de fuegos artificiales. Dejando el irritante tema del 3D aparte (yo la vi en 2D y en V.O.S., como recomiendo verla a todo el mundo, porque creo que el 3D no aporta absolutamente nada y solo sirve para subrayar burdamente ciertos aspectos de la puesta en escena), creo que estamos ante un espectáculo cinematográfico de primerísimo orden solo al alcance del director de En Busca Del Arca Perdida, tal como predijo Hergè. Aquellos que menosprecian la espectacularidad tienden a meter todos los films de este tipo en el mismo saco con reflexiones tan profundas como: "todo el mérito es de los técnicos" (como si el trabajo artesanal de mucha gente solo consistiera en apretar botones) o "no son más que efectos especiales" (como si no hiciera falta imaginación, estudio y pericia para generarlos). A todos ellos les digo que el cine nació con Méliès, un mago de los efectos especiales, y, por más que les pese a muchos, su evolución ha estado siempre ligada a los avances tecnológicos ¿Y cuáles son las razones para considerar que El Secreto Del Unicornio constituye un gran espectáculo cinematográfico? A partir de ahora voy a dejar que sea el propio Spielberg el que se defienda de las insidias (la palabra de moda esta semana) que se han vertido sobre él por parte de quienes se creen más capacitados que el director de E.T. para llevar Tintín a la pantalla grande. Veamos como explica lo "fácil" y "rápido" que resulta hacer una película como ésta:
"Nadie había hecho una película así antes, por lo que al principio tuvimos que establecer una guía. No sabíamos qué estábamos haciendo hasta que estuvimos en la mitad del proceso. Todo consistió en una asombrosa colaboración entre sesenta animadores y trescientos ilustradores y artistas, a los que nos sumamos Peter y yo, así como los guionistas. Digamos que hemos pasado dos años intentando entender cuál era la forma de hacer esta película. Y una vez que lo entendimos, siguieron otros tres años de pura animación. Pero debo decirte que cada día esperaba con muchas ganas que llegara el momento de la teleconferencia. Si veía en mi calendario que ese día tenía un encuentro con Peter y su equipo de tres a cinco de la tarde, me pasaba todo el día esperando que llegara la hora. Me he divertido más haciendo esa película que en cualquiera de las otras desde la época en la que hice E.T. Aún habiendo tenido que esperar veintiocho años en mi corazón, dos años más de reuniones y otros tres de realización, esta ha sido mi mejor experiencia después de E.T., y no puedo explicar muy bien por qué". (Fuente: Dirigido Por...)
¿Le parecen las palabras de alguien que solo piensa en el cine como un medio de engordar su cuenta corriente o las de alguien que siente verdadera pasión por su trabajo? Hay quien, pese a valorar positivamente el abracadabrante espectáculo que ofrece el film, ha criticado que este estilo de animación hiperrealista no era la más adecuada, ya que traiciona la "línea clara", estilo basado en la sencillez de dibujo, color y secuencia de las viñetas, en el que Hergé fue uno de los grandes maestros. ¿Pero qué querían? ¿Una traslación totalmente aséptica e impersonal de las viñetas a la pantalla? Yo mismo era bastante reticente a la técnica de captación de movimiento, pero después de ver los excelentes resultados logrados por Robert Zemeckis en Beowulf (un film de aventuras profundamente adulto, oscuro y reflexivo por parte de un director al que se suele acusar de infantil) y Cuento De Navidad (excelente, nada edulcorada y muy menospreciada adaptación del famoso relato de Dickens) o, sobre todo, por Gil Kenan en la magistral Monster House, no tuve más remedio que cambiar de opinión. Hay que recordar que la primera idea de Spielberg era realizar un film de acción real, pero eso planteaba muchos problemas a la hora de manejar a personajes como Milú, por ejemplo. Por no hablar de lo ridículo que puede llegar a resultar ver a actores reales vistiendo ropajes y habitando un mundo tan colorista como el creado por Hergé; lo cual ya se hizo hace años, por cierto, con resultados lamentables. Así que este híbrido entre acción real y animación no me parece en absoluto una mala elección. Veamos como se defiende Spielberg:
"Es que las caras que ves en Tintín son las de los actores. Eso era lo que intentábamos lograr. Su contribución sigue siendo la misma. Lo que logró Ed Asner aportando su voz en Up es lo mismo que nuestros intérpretes han logrado con esta tecnología. Cuando haces una película animada por ordenador como Shreck, hay cámaras que están filmando lo que hace Mike Myers y Eddie Murphy. Cuando haces Toy Story, se registra lo que hacen Tom Hanks y Tim Allen. Los animadores usan sus interpretaciones como guía para saber de qué forma se van a mover las caras de sus personajes. La técnica de captura de movimiento lo que hace es simplificar las cosas. Los ordenadores pueden percibir lo que muestran los rostros de los actores, pero los animadores siguen teniendo que dibujar cada escena. Es, simplemente, una forma más sencilla de proveer información más precisa de lo que un actor intenta darte con su interpretación, por lo que técnicamente, esa es la diferencia entre los dos estilos de animación. La fórmula para mantener viva la emoción es, simplemente, tener un buen registro de que es lo que están haciendo en ese momento. Uno no se puede olvidar de los personajes y prestarle demasiada atención a las escenas de acción. Durante la gran persecución que hay en la película, a pesar del jeep, la motocicleta y el sidecar, lo más importante era mantener la cámara en el rostro de los personajes y que quedara claro qué era lo que sentían sobre lo que les estaba pasando, y eso vale incluso para Milú. Para mí Milú era tan humano como Tintín o Haddock, y siempre debíamos tener plena conciencia de lo que estaba haciendo en cada imagen de la película". (Fuente: Dirigido Por...)
Me gustaría que aquellos que dicen que Spielberg sacrifica a los personajes en pos de una vacua espectacularidad volvieran a ver esa escena de acción en la que, gracias al uso del plano secuencia, jamás se despega de los protagonistas. Incluso en los momentos de acción más trepidantes lo más importante siguen siendo los personajes. En cada una de las numerosas set pieces que jalonan el metraje la gracia radica en la perfecta coreografía de movimiento de personajes seguidos por la cámara, con el acompañamiento del sonido y la música (por cierto, qué maravilla de partitura la compuesta por John Williams. Una nueva obra maestra de uno de los más grandes). Cine puro y duro que recuerda a esas grandes secuencias del cine mudo protagonizadas por Harold Lloyd, Charles Chaplin o Buster Keaton, referentes manejados tanto por el Spielberg de Indiana Jones como por Hergé. Nada de grandes explosiones y destrucción a lo Michael Bay o Roland Emerich, dos de los grandes males del cine de acción y aventuras moderno. El único momento en el que la acción se hipertrofia en Tintín es cuando se muestra la gran batalla naval protagonizada por el antepasado de Haddock, pero se debe tener en cuenta que está narrada por el propio Haddock en un tono grandilocuente, por lo que la desmesura se justifica a través del punto de vista. En la secuencia de acción final se recupera ese tono porque es un reflejo de aquélla. Cabe señalar también en este apartado la magnífica presentación del protagonista, con la que Spielberg parece decirle al espectador: "aquí tenéis al Tintín de Hergé y aquí está el nuestro. Son diferentes y la vez son el mismo". Hay quien ha dicho que se trata de un gesto de desprecio de Spielberg a la simpleza del dibujo de Hergé, pero eso me parece que solo puede ser fruto de una irracional animadversión hacia el genial director que escapa a mi entendimiento. Igual que decir que el guión es un simple corta y pega de elementos cogidos de El Cangrejo De Las Pinzas De Oro, El Secreto Del Unicornio y El Tesoro De Rakhan El Rojo, cuando en realidad Steven Moffat (conocido por su adaptación al siglo XXI de otro personaje mítico, Sherlock Holmes, en la magnífica serie Sherlock), Edgar Wright (el brillante director de Zombie's Partie y Scott Pilgrim Contra El Mundo) y Joe Cornish (prometedor director que triunfa estos días en todo el mundo con la todavía inédita en España Attack The Block) han trenzado maravillosamente las historias que a Spielberg le interesaba mostrar en esta primera parte; o que se ha producido un proceso de infantilización respecto a los tebeos, cuando se da una visión del alcoholismo de Haddock que roza lo políticamente incorrecto, se introduce un chiste de zoofilia o se refleja la violencia de una forma mucho más dura que sobre el papel. Me parece que con tal de menospreciar la adaptación, se ha mitificado el original hasta extremos delirantes. Ahora va a resultar que Tintín era un cómic solo apto para mayores de 18 años, cuyos personajes parecían haber sido creados por Chéjov.
Pero sigamos a lo nuestro. Otra muestra del cariño que Spielberg ha puesto en el proyecto la hayamos en los títulos de crédito, donde aparece como Lightning Consultant (es decir, Consultor De Iluminación). Y es que se han insertado efectos lumínicos tan queridos por Spielberg como los halos o los planos a contraluz.
En todo caso, si no ha quedado claro ya que para Spielberg la tecnología no es más que una herramienta estética y narrativa les dejo con una última reflexión por su parte:
"Hay muchas cosas que la técnica nos puede ofrecer, pero también es cierto que puede llegar a ser peligrosa. Si avanzamos demasiado en la forma en que exhibimos nuestras películas, en la forma en que se realizan, toda la atención estará puesta en la novedad, y se pagará menos por los libretos, las buenas ideas y los guionistas, porque las historias se volverán irrelevantes. La gente terminará pagando sus entradas solo para ver el evento tecnológico. Lo que me asusta es que a medida que la tecnología avanza, los jóvenes guionistas pueden sentirse menos estimulados para buscar su voz y comunicarnos cuál es su visión del mundo. Si llegamos a ese punto, la industria del cine se encontrará en un gran aprieto". (Fuente: Dirigido Por...)
Soy fan de los cómics de Tintín desde que a los 12 años leí todos los libros de un tirón y gracias a este film he revivido esa pasión juvenil. Gracias, señor Spielberg. Gracias, señor Jackson.
5 comentarios:
¡Hombre! Leyendo tu entrada no dejas dudas en cuanto has ido a ver una obra maestra. ¡Mi más sincera enhorabuena! Una animación espectacular ("absolutamente brillante"), unas actuaciones magníficas, una banda sonora extraordinaria y un guión maravilloso. Ufff. Pues me parece muy bien, chico. Pero no nos dejemos llevar por el amor a Spielberg, que yo también lo quiero mucho, pero sin derecho a roce, ojo. ¿De verdad sólo ha trabajado en esta película de 3 a 5, por videoconferencia y algún día que otro? Igual con eso te explicas el resultado...
En todo lo que escribes (muy bien y muy argumentado, todo hay que decirlo) puedo estar bastante de acuerdo (incluso esa boutade de que el cine nació con Méliès y que no tengo por qué poner en duda, que yo soy un pobre hombre y aunque ya voy mayor no tuve ocasión de asistir a esa época fundacional) menos en la defensa que realizas del guión. Ahí no. "Infiltrados" de Scorsese recibió un Óscar al mejor guión adaptado por hacer un remake pastado de una película hongkonesa, así que teniendo en cuenta ese antecedente y tu apreciación, le auguro un feliz futuro en ese apartado a este "Tintín". ¿Las historietas de Tintín creadas por Hergé no eran Chéjov? No sé, yo con diez años no leía al ruso, pero leía tebeos a manta y tenía muy claro lo que era bueno y lo que no.
Está pareciendo que Spielberg tenía una cita con el destino versionando a Tintín y no, no había ninguna necesidad de adaptarlo al cine. ¿Para qué? Ya te contesto yo, para forrarse un puñado de accionistas que no han leído un álbum de Tintín en su p... vida. Si tan buenos eran esos guionistas, que hubieran inventado unos personajes y unas situaciones y que no hubieran generado un pastiche chupado de teta ajena que lo único bueno que tiene es que el original es bueno.
Así cualquiera hace cine, solo hace falta muchas pasta.
1. Yo no me dejo llevar por el amor a Spielberg. Hay un montón de películas suyas que me parecen deleznables ("Always", "Hook", "Amistad"...), pero creo sinceramente, aunque esta opinión no sea compartida por todo el mundo, que de unos años a esta parte Spielberg se encuentra en una forma espléndida y Tintín me parece una nueva muestra de ello.
2. No creo que haya ninguna obra sagrada que no se pueda adaptar al cine.
3. El presupuesto de una película no influye en su calidad. Hay películas muy caras buenas y malas, como hay películas baratas buenas y malas. Nunca pienso en el dinero invertido a la hora de valorar una película porque no me parece un dato relevante, a no ser que se hagan muy evidentes las carencias presupuestarias o la exhibición de medios sin otro propósito que dejar atontado al personal. En todo caso, Spielberg tiene fama de rodar rapidísimo y de no ser nada derrochador.
Un saludo!
amigo muy bueno tu blog, saludos desde argentina!
Muchas gracias, Lucas, eres muy amable.
Un saludo!
Me ha gustado mucho tu critica,un abrazo!
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