29 agosto, 2006

UN PEQUEÑO BACHE EN EL CAMINO Y UN FALSO CUENTO DE HADAS: EL CINE DE M. NIGHT SHYAMALAN (II)

Antes de continuar con el resto de la obra de Shyamalan, me gustaría completar el comentario sobre "El protegido" añadiendo un elemento que considero fundamental. Me refiero al ritmo que el autor impone a la narración, muy alejado de los efectismos y escenas de acción aceleradas habituales en los films de super-héroes. No voy a decir aquella tontería de que lo hace para adoptar un tono más "adulto" (las comillas son por el retintín) porque ya he hablado del apego a la infancia de este director o esa otra de un simplismo sonrojante según la cual las películas más lentas se hacen así para dejar pensar al espectador (dejarle pensar en qué, ¿en la lista de la compra? Al espectador hay que atraparle y no dejarle pensar ni un momento). Tampoco quiero hacer una diatriba en contra del cine de acción. Lo que quiero decir es que el ritmo es algo más profundo que afecta a todos los aspectos de la narración y que un buen director debe buscar el más apropiado para lo que quiere contar. En este caso, la pausada cadencia de las imágenes (potenciada por la inteligente utilización del scope, formato que permite reducir el número de planos gracias a que la mayor superficie de imagen deja espacio para introducir más información en cada uno de ellos. Algo que al productor Jerry Bruckheimer y sus secuaces se la trae al pairo) transmite el estado de ánimo que sufre el protagonista, además de servir para que el espectador se impregne poco a poco de los detalles que van enriqueciendo la historia (desde las miradas cómplices del padre y el hijo o las de culpabilidad del primero con su esposa hasta el mismo decorado y vestuario que definen la forma de vida y carácter de los personajes). El tono épico que precisa una historia como esta lo consigue nuestro director gracias a la oportuna utilización de planos en picado y contra-picado engrandeciendo la figura del héroe. De nuevo, recordándonos al gran Spielberg, pero también a maestros como Orson Welles o Alfred Hitchcock (ahondaremos más sobre la influencia de éste último a raiz del comentario de "Señales" y de "La joven del agua").
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"Señales" (2002) fue para mí una pequeña decepción y voy a explicar el porqué. En todas las historias de nuestro autor el existencialismo juega un papel importantísimo. Para Shyamalan cada persona tiene un propósito en el mundo y solo las circunstacias adversas de la vida les alejan de él hasta que se ven enfrentadas a un hecho que les hace recobrarlo. Es algo que se puede extraer de todas sus películas sin excepción. Lo que ocurre es que cuando deseas contar algo tan trascendente tiene que ser de forma muy sutil para no producir la sensación en el espectador de que le estás sermoneando. Y ahí es donde falla el film en cuestión, ya que, al poner como protagonista a un cura que ha perdido la fe, la sutileza a la que me refería queda totalmente eliminada. De todas formas la película es una gozada ya que, como suele ocurrir con los grandes de verdad, son buenos hasta cuando se equivocan. Hay dos películas que yo pondría como referentes para esta: "Tiburón" y "Los pájaros". Como en aquellas lo hacían Spielberg y Hitchcock, en esta Shyamalan da una auténtica lección de como hacer sentir una amenaza exterior parándose más en las reacciones de los personajes que en la descripción de la misma. De hecho, pretendía ir más allá y no mostrar en ningún momento una imagen nítida de los extraterrestres, pero tuvo que hacer una concesión a la productora como consecuencia del fracaso cosechado por "El protegido". En ese aspecto cabe destacar la magnífica escena del sótano en la que consigue crear una enorme tensión únicamente a base de sombras y efectos de sonido. También me parecen remarcables los momentos de humor, que actúan como desengrasante de la tensión acumulada, y que Shyamalan extrae de la contraposición entre los prejuicios que todos tenemos sobre los extraterrestres debido a películas o libros y la realidad que pretende mostrar en la película. Esto es algo sobre lo que volveré con más detalle cuando comente "La joven del agua".
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"El bosque" ("The village", 2004) representa para mí un saludable giro en la carrera de M. Night Shyamalan. Lo interesante de esta obra es que consigue pasar por ser una película absolutamente fantástica, cuando realmente todo lo que sucede en ella tiene una explicación racional. Esa es la novedad. ¿Cómo lo consigue? Engañando al espectador, claro, pero siempre de forma honorable. Sitúa la historia en un típico pueblo de cuento de terror gótico que vive aterrado por la amenaza de unas criaturas que habitan el bosque que lo rodea. Como suele ocurrir en los cuentos, hay una serie de reglas que nadie puede violar so pena de recibir un duro castigo (¿recuerdan "Gremlins" de Joe Dante?). Está prohibido adentrarse en el bosque sin la vestimenta adecuada y mucho más superar la linde de este con la intención de dirigirse a la ciudad. Hay una especie de consejo de sabios que se encarga de hacer cumplir esas normas. Nadie en el pueblo se atreve a discutirlas debido al miedo ancestral que se les ha inculcado. Al final descubrimos que no estamos en el siglo XIX, sino en la época actual y que toda la historia de las criaturas no es más que una estratagema de los dirigentes del pueblo para mantener el orden y las "buenas" costumbres dentro de esa pequeña sociedad que ellos consideran idílica y que han podido crear y mantener dentro de un parque natural protegido. Aquí tengo que decir que deduje el final antes de que fuera desvelado en la película (no mucho antes, la verdad), pero eso no invalida en absoluto la fuerza metafórica de la propuesta. Lo que creo que quiere decir Shyamalan es que, incluso teniendo buenas intenciones, no es lícito mantener aterrado y engañado a todo un pueblo para conseguir tus fines. ¿No es el miedo a una amenaza externa lo que justifica cualquier totalitarismo? Así se eliminan las disidencias internas porque la consigna es: "o estás con nosotros o estás contra nosotros" (¿les suena?). Y si no existe tal amenaza, nos la inventamos. Es cierto que la forma en la que se explica por qué el pueblo de la película no ha sido descubierto es algo endeble (el mismo Shyamalan interpretando a un guarda forestal cuenta que está dentro de una zona restringida de un parque nacional y los aviones tienen prohibido sobrevolarla), pero la metáfora es tan potente que yo me la creo a pies juntillas.

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