
El nuevo filme de Mel Gibson comienza con una escena de caza en la que varios indígenas, gracias a una serie de trampas y a la sincronización de sus movimientos, atrapan a un enorme tapir. Tras el esfuerzo, se relajan repartiendo entre ellos las partes más preciadas del animal, a las cuales conceden poderes curativos. El espectador tiene entonces la sensación de encontrarse ante una cultura salvaje, inculta y supersticiosa, pero inmediatamente nos damos cuenta de que el reparto ceremonial forma parte de una broma a costa de la infertilidad de uno de ellos y su relación con la ingesta de los testículos del tapir. Todos ríen la gracia gustosamente, incluyendo el afectado. Es el mismo humor tosco y varonil del que hizo gala Mel Gibson en “Braveheart” (recordemos el “calvo” masivo que debió marcar algún tipo de record) y que le sirve, de forma efectiva aunque algo burda, para acercar los personajes al espectador; es decir, para humanizarlos. A pesar de la distancia temporal y espacial, las inquietudes de los personajes no están muy lejos de las nuestras. ¿A quién no le gusta cazar su propia comida para alimentar a su familia?

Tras ese momento de jolgorio (que también le sirve muy hábilmente a Gibson para que el espectador acepte de forma natural los diálogos en lengua maya y los subtítulos), se encuentran con los miembros de otra tribu que parecen huir asustados de algo. Nuestros protagonistas les dejan pasar sin más, con lo cual se establece que se trata de una tribu pacífica, pero el miedo que transmiten los rostros de los extraños hace mella en el que va a ser el protagonista de la historia (Jaguar Paw-Rudy Youngblood) y en el espectador que ve acercarse una amenaza.
Una vez en el poblado, se subraya de nuevo lo felices que viven en ese entorno idílico, pero, como suponíamos, eso no va a durar mucho. Van a ser atacados por otra tribu superior en número y que hace gala de un especial sadismo. Varios hombres serán hechos presos (entre ellos Jaguar Paw) con el objetivo, como sabremos más adelante, de sacrificarlos y ofrecérselos a los dioses para paliar la sequía que sufren. Jaguar Paw logra escapar gracias a una mezcla de suerte y habilidad y entonces comienza una persecución del hombre que ocupa toda la segunda parte del filme. Realmente, todo lo visto hasta ese momento es una preparación para esa parte final. Ahí se concentran las principales virtudes del filme, que entra en una dinámica de una gran depuración formal con alguna escena de lucha digna del mejor manga.

La mecánica del filme, sencilla pero tremendamente efectiva, establece dos partes bien diferenciadas, pero a la vez totalmente interrelacionadas. Es una estructura muy similar a la de “La chaqueta metálica”, por ejemplo. La intención aquí es establecer los antagonismos entre aquellos que conviven en paz con su entorno (el buen salvaje roussoniano) y aquellos que, habiendo alcanzado una mayor sofisticación social y cultural (aparece representada una de las grandes ciudades de la cultura Maya, y los malos de la película aparecen con toda una serie de complejos adornos corporales y tatuajes o llamativas vestimentas en el caso de los sacerdotes y de las clases dominantes), están manchados por la corrupción y por todo tipo de vicios. En mi opinión está demasiado subrayado ese aspecto, haciendo a los malos demasiado malos y a los buenos demasiado angelicales, pero la trepidante hora final hace que perdone esos defectos. El director de “La Pasión de Cristo” se alía de forma descarada con ese ideal del buen salvaje. Un aspecto interesante del filme y que resulta llamativo en estos tiempos de corrección política es que la muerte de los animales (especialmente la de un jaguar) es representada en pantalla con la misma intensidad y dramatismo que se concede a la agonía de los seres humanos. Existe, además, un paralelismo entre el reparto del tapir mencionado al principio y el despedazamiento del cuerpo humano que se celebra sobre el altar de la pirámide para alimentar a los dioses. Así, mientras el buen salvaje mata animales para alimentarse, el hombre (digamos, moderno) utiliza alambicadas formas de tortura con sus propios congéneres con el objetivo de mantener sometida a la población a través del miedo. Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero a mí no me parece el discurso de un racista ultraderechista. Vamos, que está más cerca del sentido poético-filosófico de Terrence Malick que del Stallone de “Acorralado”, por ejemplo. ¿Será que Mel Gibson utiliza el cine como terapia de choque contra sus propios fantasmas? Puede ser una teoría algo “pajera”, pero es muy probable. ¿Por qué, si no, esa sadomasoquista obsesión por la tortura en sus tres últimos filmes?

En definitiva, se trata de un filme que se muestra algo irregular en su primera parte, pero brillante en la segunda, con lo cual deja un buen sabor de boca. Consolida a Gibson como un autor a tener en cuenta, lo cual nos obliga a separar a la persona del artista para poder valorar más justamente su obra.

Por otro lado, el argumento del filme nos da pie para hablar de un subgénero (dentro del género de acción y aventuras o también dentro del cine fantástico y de terror) que cuenta con algunos ejemplos ilustres; se trata de aquellos filmes que giran entorno a la caza de uno o varios seres humanos. La película que se suele poner como ejemplo paradigmático es la extraña y exótica, a la vez que magnífica, “El malvado Zaroff”. Dirigida por Ernest B. Schoedsak e Irving Pichel y co-producida por Merian C. Cooper allá por el año 1932, constituye un gran adelanto de la Obra Maestra que el mismo equipo realizaría un año después, “King Kong” (por cierto, muy superior a la hipertrofiada versión de Peter Jackson). Ya en esta temprana y breve (63 minutos) muestra del subgénero se establecían los parámetros que lo condicionan: el hombre, sometido a una persecución a vida o muerte, llegará a liberar sus instintos más básicos con tal de mantener su vida intacta. El instinto de supervivencia, en un progresivo proceso de purificación, le conducirá hasta el encuentro con sus orígenes animales. La misma temática se puede rastrear de alguna u otra forma en filmes como “Deliverance” (John Boorman), “Depredador” (John McTiernan), “La matanza de Texas” (Tobe Hopper), “Alta tensión” (Alexandre Aja), “Alien” (Ridley Scott) o la escalofriante “Perros de paja” (Sam Peckinpah). Hay otros ejemplos menos lustrosos: la mencionada “Acorralado” (Ted Kotcheff), “Perseguido” (Paul Michael Glaser, Stursky para entendernos) o “Blanco humano” (John Woo), pero mejor olvidarlos.
8 comentarios:
Acabo de leer una entrevista de Mel de la época de La Pasión. Si esta peli, que aún no he visto, le ha dejado una sensación en general tan positiva, o de que es un director al que hay que tener en cuenta, eso quiere decir que ya se va consolidando un poco en el mundo el talento de este hombre quizás un poco majareta, pero que como cineasta me aparece increíble. No se por que, Deckard, está cinta le parece mucho más acertada que La Pasión, espero que no influya el tema religioso, por que por todo lo demás, no se en que quedaría coja aquella con respecto a esta. De hecho el impacto del Arameo no se porque, me da que es mucho mayor que el del Maya, quizás por el tema de que es la segunda película con el mismo extravagante, pero a mi me parece fantástico, recurso. En cuanto a la recreación de la época, las dos creo que dejan mas que satisfecho (creo, digo, porq la segunda no la he visto, con La Pasión no tengo ninguna duda) En cuanto a la violencia y tortura, y por eso me refería a una entrevista que acabo de leer al principio, creo que es más que normal, en lo que se llamó una película gore, que Mel Gibson quisiese ofrecer una visión más realista (aunque a algunos les parezca sorprendentemente lo contrario) de lo que es una situación de ese tipo, de lo que fue realmente, porq él, dice, lo visionaba así al leerlo, y fue más de esta forma en la realidad, aunq algunos opinen que se ha exagerado un poco en lo que el cuerpo humano pudo aguantar. De la misma manera, Mel se refiere a su versión de Cristo, alejada de los otros actores más “blandos”, en algunos casos afeminados, más cercana al hombre que trabaja en una carpintería, James Caviezel está sublime, y la verdad es que es el primer actor al que uno puede mirar, interpretando ese papel, y ver realmente a Jesús. No se porq se ensalza y valora en "Apocalypto" una serie de aspectos que ya estaban presentes en la anterior, y que creo que están además de forma más genial, salvo por el hecho de que la trascendencia religiosa impidiese ver lo que parece que ya se va produciendo en esta película, que esa serie de recursos a lo Mel Gibson se van consolidando poco a poco como algo más que una serie de extravagancias de una personalidad aparentemente aún más extravagante.
Hay que tener en cuenta que Mel es católico, muy católico.
Pero ser católico en USA es diferente de serlo en Europa. No creo que Mel sea Ultraderechista (por ejemplo, el presidente Bush tiene muy pocos consejeros católicos...la mayoría son evangelistas).
Otra cosa es que sea racista. Pero desde un punto de vista eminentemente religioso.
Más que ULTRADERECHISTA RACISTA yo lo definiría como ULTRACATÓLICO INTRANSIGENTE.
Y como Ultracatólico Intransigente se puede entender su cine:
- PIEDAD: el hombre sin rostro.
- LIBERTAD : Braveheart
- MISTICISMO: La Pasión
- HUMILDAD : Apocalipto
Su cine es un compendio de cristianismo. Estupéndamente rodado, eso sí. Un gran director.
Y el SUFRIMIENTO es el elemento común de todas sus películas. Los protagonsitas sufren para llegar a un lugar mejor, siguen el camino del DOLOR. Y eso, no lo negarás, es muy muy cristiano.
Saludos.
Chewie: "La pasión de Cristo" me resultó excesivamente cansina, aunque tiene elementos fantásticos y de terror que me interesan. Quizá también esté relacionado con lo que comenta Roski. Una cosa es que los argumentos de sus películas tengan un fondo católico y otra distinta es hacer una película directamente ultracatólica, como es "La pasión...". A mí me resultó muy difícil de digerir.
Roski: muy buena observación. Yo he mencionado la obsesión por la tortura y, efectivamente, en ello está implícita esa idea tan cristiana de la purificación a través del sufrimiento.
Un saludo a ambos!
Buenas, y buen blog. A mi, a diferencia que a ti, me gustó más la primera parte del film, hasta que se escapa el protagonista y se lían a perseguirlo. Me cuesta buscarle mensajes a las películas de Gibson, aunque igual lo que quiero es no encontrárselo. El señor Gibson no me cae especialmente bien, pero reconozco que como nuevo cineasta de cine de acción-aventuras es muy, muy competente. De acuerdo en las analogías que estableces con “Braveheart”, su crudeza, tratamiento de los personajes, el recurso a una grosería humanizante; a mi me gustó más “Braveheart”. Pero para mi el gran acierto de “Apocalypto” es alienarnos, arrastrarnos con ella hacía un mundo totalmente ajeno al nuestro, y conseguir que durante más de dos horas tengamos la misma sensación de los indios contemplando por primera vez los barcos europeos: fascinación, miedo, aprensión, vértigo, aturdimiento, …
Tienes razón. Para valorar adecuadamente el cine de Mel Gibson hay que dejar prejuicios sobre su persona a parte.
Y sobre los clásicos que citas, cierto, "El malvado Zaroff" es una referencia (inevitable) cuando se habla de "cacerías humanas".
"Braveheart", y así, lo digo, es uno de mis títulos preferidos, y aunque "Apoclaypto" no llegue, para mí, a su altura, es muy buena, incluso en las primeras secuencias ya captó mi atención.
Saludos !
IRIAN-HALLSTATT: gracias, sea usted bienvenido. No quería desvelar el final en el post para no cargarme la sorpresa, pero hacerlo en los comments me parece bien. Produce exactamente la sensación que usted describe. También es cierto que a Gibson le interesa, sobre todo, trasladarnos a otro mundo.
Cineahora: "Braveheart" me sigue pareciendo el mejor filme de Gibson hasta la fecha. En él se concentran sus mayores virtudes como director, que son las que repite en los mejores momentos de "Apocalypto".
Un saludo a todos!
JEJE. Bueno, no quería señalar lo del final, por aquello de no quitarle la sorpresa al que aún haya de verla, pero me pareció buena la analogía, y realmente tampoco es que tenga mucho peso en la historia, ni relación ninguna con la trama; hasta igual hay quien lee mi post y no cae en que estoy desvelando algo. En fin, si le he chafado la escena a alguien "perdóneseme".
A ver si puedo verla este finde. Tengo muchas ganas. Es o esta, o Bobby o Smokin´Aces. Tendré tantas dudas con ayer con Dreamgirls, y francamente, no sé cuál acabaré escogiendo. Yo de Mel Gibson sólo he visto Braveheart y me gustó, pero creo que está bastante sobrevalorada. La pasión de Cristo no la he visto (y no porque me hallan faltado oportunidades precisamente...). Si no la has visto te recomiendo Más extraño que la ficción ¿lo dije ya? Es genial.
Saludos!!
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