
Primero he de decir que fui arrastrado a ver esta película por mi acompañante, ya que mi interés por ella era escaso. Si han leído, como yo lo he hecho, alguna crítica afirmando lo entretenidísima que es, no la crean. Puede resultar interesante, si te fascina la forma de vida de unos monjes cartujanos aislados en un monasterio situado en un idílico lugar de los Alpes Franceses (concretamente Le Grande Chartreuse, uno de los más ascéticos del mundo, según dicen), pero “entretenidísima” ni de coña. Digo “si te fascina” porque la cosa dura nada más y nada menos que 162 interminables minutos. El asunto no carece de interés antropológico por una forma de vida “alternativa” tan alejada de la nuestra, pero, en mi opinión, las pretensiones del director echan al traste esa posibilidad. Solo hay que prestar atención a las virtudes que exaltan aquellos que la defienden: no tiene diálogos, ni música, ni flash-backs, ni suspense sobre un incierto final, ni aventuras, ni persecuciones, ni morbo, ni asesinatos, ni glamour, ni besos (esto es mentira, ya que los monjes se besan a veces, pero sin lengua). Son virtudes que solo exaltaría alguien que odie el cine porque, por poner un ejemplo paradigmático, “Casablanca” tiene todo eso y es una gran película. Pero vale, aceptemos, que existe otro tipo de cine alejado de los cánones que nos han ido inculcando desde pequeños “gentuza” como Orson Welles, Alfred Hitchcock o Steven Spielberg. Un tipo de cine, digamos experimental, que analiza y desea transmitir al espectador la sensación del tiempo que pasa mientras unas personas, huyendo de todo lo mundano para acercarse más a su Dios, se comportan de la misma forma ceremonial cada día. Es algo incomprensible para mí que para adorar a un Dios haya que renunciar a las posibilidades que ofrece la vida que ese Dios te ha dado. Ah, claro, es que hay que evitar las tentaciones y los pecados porque se nos está poniendo a prueba. Pues vaya Dios más capullo, que nos pone la miel en los labios, pero nos hace renunciar a ella si queremos alcanzar la Gloria. Esta película ha servido, al menos, para reafirmarme en mi ateísmo.

Por otra parte, para mostrar el paso del tiempo y de las estaciones el director utiliza fórmulas tan poco convencionales y revolucionarias como mostrar la caída de la nieve en invierno, el deshielo y las flores en primavera, el sol en verano o la lluvia en otoño, consiguiendo algún plano con una belleza digna de una postal. Entre tanto, asistimos a la cansina concatenación yuxtapuesta de momentos en los que aparecen monjes rezando en solitario, monjes rezando en grupo, monjes cantando, monjes lavándose las manos en una pila ceremonial, monjes cortando leña, monjes fregando los platos o monjes rapándose la cabeza (me llamó la atención que usaran para ello máquinas eléctricas, una comodidad muy poco ascética). También se repiten los mismos mensajes impresos sobre la pantalla: “Señor, tú me sedujiste y yo me he dejado seducir” y “El que quiera ser mi discípulo tendrá que comportarse como yo” (o algo así, escribo de memoria. No es difícil acordarse porque aparecen más de diez veces). El propósito es transmitir al espectador la sensación de rutinaria repetición (hay que tener en cuenta que estos monjes se pasan unos 65 años haciendo lo mismo) y esto tengo que reconocer que lo consigue. De hecho, yo me quedé dormido unos diez minutos (por desgracia me despejé y aguanté hasta el final, no como otro que emitía unos sonoros ronquidos) y cuando desperté todo seguía igual, no tuve la sensación de haberme perdido nada. Otra gran “virtud” del filme consiste en su pausado ritmo, que permite pensar al espectador. A mi me permitió pensar en si al llegar esa noche a casa prepararía una ensalada o una sopita para cenar. Y podría seguir repartiendo leña a diestro y siniestro, pero solo quería dejar constancia de lo absurdo que me parece que alguien tome por revolucionarias y experimentales fórmulas cinematográficas que ya habían sido superadas en la época del cine mudo.
11 comentarios:
Amén
¿Y cuando una pelicula te suscita la mas profunda indiferencia? Vaya, que las pelis no sólo gustan o no : P
Sobre la película he leido varios comentarios positivos, pero no puedo evitar pensar que al verla me va a pasar lo mismo que a ti: Dormirme, ponerme a pensar en otras cosas...
Roski: que la paz sea contigo.
Freddy: tiene razón, olvidaba esas. Entonces lo que te da es pereza, que es lo peor.
Un saludo!
He oído hablar mucho de la "experiencia casi mística" que supone su visionado.
Yo, por si acaso, también le haré caso y la vea, tranquilamente, cuando llegue en DVD.
Saludos !
Cineahora: le recomiendo que la vea después de una buena siesta, con una inyección de adrenalina y cafeína en vena. Así, no solo le garantizo que la aguantará sin dormirse, sino la experiencia mística (y sin el casi).
Un saludo!
Vaya mosqueo que se van a llevar los monjes como lean el articulo. Lo que no aclara es si al acompañante que le gustó, o si la cosa acabó en una disculpilla o algo..
Mi acompañante me ha pedido expresamente que la mantenga en el más absoluto de los anonimatos, no puede soportar la vergüenza. Pero, claro, usted ya sabe quien es.
Un saludo!
Ah, y la cosa ha quedado en que yo elegiría las próximas 5 películas que vamos a ver.
Un saludo, viejo!
Ah, y la cosa ha quedado en que yo elegiría las próximas 5 películas que vamos a ver.
Un saludo, viejo!
Pues entonces las 5 próximas peliculas que sean de silvia saint!! seguro que le chiflan los arcos argumentales de "Azafatas Calientes" y producciones similares. Si parecen un poco repetitivas las escenas y tras cinco filmes, la cosa no resultará menos coñazo que esta otra peliculilla.
Con esta peli perdí mi virginidad: la primera vez que he abandonado una sala de cine.
A destacar: el coraje que da no poder saber nada sobre la vida pasada de los monjes que aparecen, el porque acabaron ahí, de donde vienen, como vivencia su vida en el monasterio,…; el hecho de que si tantas restricciones le pusieron al director para poder filmar y montar… ¿Cómo se puede dar rienda suelta a la creación artística que es el cine cuando te imponen limitaciones explícitas desde fuera? Mi cine no lo dirige ningún monje, si tienes limitaciones económicas, de recursos, imprevistos, habrá que tragar, pero mutilar con saña un proyecto inicial por imposición monacal… prefiero filmar la vida de cualesquiera otros ermitaños. En fin, de todos modos hasta sería capaz de decir: “El Gran Silencio”, bueno, ve a verla, igual a ti te gusta,… pero es que durando tantísimo…
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