06 febrero, 2007

CAFÉ CON LECHE: "DREAMGIRLS" (BILL CONDON)



A estas alturas ya sabrá todo el mundo que se trata de la adaptación del musical homónimo de Tom Eyen y Henry Krieger, estrenado en Broadway allá por el año 1981. Se inspira en la carrera de Diana Ross y The Supremes, cambiando oportunamente nombres y fechas para evitar el pago de derechos o posibles demandas. Por ejemplo, la trasunta de Diana Ross en la pantalla (interpretada estupendamente por Beyoncé Knowles) se llama Deena Jones, que suena prácticamente igual. También aparecen por allí unos Jackson Five de pega (el tema del filme, el éxito a cualquier precio y sus esclavitudes, le va que ni pintado a Michael Jackson, que siempre dijo que Diana Ross era su mujer ideal) o Eddie Murphy interpretando a una especie de cruce entre James Brown y Marvin Gaye, llamado James “Thunder” Early. Mientras, Jamie Foxx compone al seductor y manipulador mandamás del sello Rainbow Records (nombre figurado que se le da en el filme a Motown Records). Este sello pasó a la historia por conseguir que la música negra saliera del ostracismo de las listas de éxitos alternativas para negros (las de Soul y Rythm’n’Blues), suavizando el sonido para acercarlo al Pop melódico de grupos como The Beatles. La película narra ese proceso en el que los artistas, digamos, más raciales quedaban desplazados en favor de aquellos que se adaptaban mejor al gusto de los recatados blancos, que tenían más dinero para comprar discos y eran los que garantizaban el éxito masivo. Cada personaje representa un punto de vista distinto sobre el asunto. Por un lado está el ambicioso productor a la caza de un producto vendible (Jamie Foxx-Curtis), por otro está el trío que conforman el grupo The Dreams: la atractiva y sibilina aspirante a estrella (Beyoncé Knowles-Deena), la entusiasta que desea pertenecer a ese mundo sea como sea para cumplir su sueño (Anika Noni Rose-Lorrell) y la tercera en discordia, la que posee un talento torrencial al que no está dispuesta a renunciar para adaptarse al gusto dominante (Jennifer Hudson-Effie White); luego tenemos, en la otra cara de la moneda, a James “Thunder” Early, otro talento arrollador que sí decide renunciar a sus raíces para adaptarse a los nuevos tiempos, sufriendo la carga sobre su conciencia que ello implica. Como pueden ver, se trata de todo un desfile de clichés sobre la industria musical y, por extensión, sobre el teatro y el cine. Es inevitable que acudan a la memoria títulos como “Eva al desnudo” (Joseph L. Mankievich) o “Ha nacido una estrella” (versión William A. Wellman o George Cukor, la que ustedes prefieran, siempre que no sea la de Barbra Streisand), pero el tono de este filme no es tan amargo como el de aquellas por culpa en gran parte de un final bastante complaciente y, peor aún, demasiado forzado. Nada que ver con la realidad, ya que Florence (uno de los personajes reales en los que se inspira la película y que responde al mismo perfil que la Effie White del filme) murió a la temprana edad de 32 años y totalmente arruinada. En definitiva, se trata de un filme que se queda a medio camino entre la crítica social y el producto “mainstream” para todos los gustos. Es lo suficientemente inteligente como para resultar interesante, pero se muestra cobarde a la hora de llevar hasta sus últimas consecuencias la línea argumental de la que parte, traicionando en gran medida su discurso.






Pero bueno, ya que estamos hablando de un musical, es imprescindible referirse a la calidad de las canciones, de las coreografías y a como el director se enfrenta a todo ello. Primero decir que el estilo general está más cerca del musical urbano a lo Bob Fosse (los planos entre bambalinas y algunos juegos de luces recuerdan a “Cabaret” y a “All that Jazz”) que al musical clásico. Hay que recordar que Bill Condon fue el guionista de la sobrepremiada “Chicago” (Rob Marshall), otro filme musical inspirado directamente en una obra de Bob Fosse y cuyo éxito es el culpable de que ahora estemos hablando de “Dreamgirls”. La influencia de la estética sesentera y, sobre todo, setentera debía estar ya muy presente en el musical de Broadway. En ese aspecto el filme es impecable, e incluso deslumbrante a veces, gracias al cuidado exquisito que se pone en la ambientación. Respecto a las canciones, logran emocionar gracias a la carga emocional y a la pasión que le ponen los intérpretes más que a la calidad intrínseca de las mismas. Destaca la sobrehumana fuerza de la voz de Jennifer Hudson (cantante procedente del programa “American Idol”, que decidió abandonar cuando era finalista sabiendo que estaba llamada a mayores logros), pero Beyoncé y Eddie Murphy también llenan la pantalla y los oídos en sus intervenciones; el resto cumple en papeles más secundarios. Se echa en falta algún hit a la altura de los grandes temas que hicieron famosos las Supremes, los Jackson Five, Marvin Gaye, Stevie Wonder, Sam Cook o el recientemente fallecido Padrino del Soul, James Brown. En cuanto a la realización, Bill Condon se muestra enérgico y vigoroso cuando el ritmo de la acción le permite jugar con el montaje (por ejemplo, la escena que abre la película es brillantísima en su combinación de lo que sucede en el backstage con lo que se muestra sobre el escenario del concurso de talentos y transmite muy bien la energía del momento), pero en las escenas más difícilmente sostenibles cinematográficamente, como aquellas en las que un personaje queda solo cantando ante el público, adolece de cierta pobreza de recursos al ser incapaz de acompañar el crescendo de las canciones con unas imágenes en consonancia. Ni siquiera se atreve a dejar todo el peso de la escena al actor a través de planos sostenidos, ya que parece obligado a cambiar de plano de vez en cuando para no irritar a ese público educado con la televisión, con lo cual consigue que sea yo el que se irrite. Pero quizá esos detalles sean nimios ante la brillantez de montajes musicales y visuales como aquel que muestra la evolución del grupo o esos virtuosísticos créditos finales, que parecen un anuncio de cara a los Oscar y en los que se va dando cuenta del trabajo de los actores y de los principales técnicos (director de fotografía, operador de cámara, técnico de luces, coreógrafo, coordinador musical, diseñador de vestuario, etc), que han colaborado en el filme, a través de una serie de imágenes en pantalla partida relacionadas con cada una de las funciones que cumplen los profesionales. Toda una lección de cine en un minuto.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, Deckard, acudo a ud. tras una pequeña ausencia, luego me dicen en el curro que no curro, y he estado liadísimo ultimamt. Acudo a ud. Deckard con mono al estilo de un nuevo episodio de prison break, y como tenía varios temillas pendientes de la última vez que estuvimos en contacto a través de este blog, voy a ir primero con eso, antes incluso de leer los últimos artículos, pues me quedé en aquel de Jenna Jameson, y ahí voy, y luego te comento algo de esto que estoy viendo nuevo ¡cuantas cosillas! bien, bien.. Bueno, pues al final me puse en contacto con el pollo que tenía la edición española del libro en el que supuestamente se inspiraría la pelicula "Make Love Like a Porn Star". Bueno, el muy cabrón lo tiene pero no se lo ha leído. Y encima no se le puede reprochar que se haya dedicado sólo a mirar las fotos, de manera que tampoco pudo contarme un poco la cosa, como mucho podría haberme contado un poco las fotos. Agarré el librejo, no obstante, y lo ojeé, no me dio tiempo a mucho, xq el otro estaba espetandome con cerveza para mi en la mano, y eso tiene demasiado poder en mi, estuve leyendo algo sobre sedución, flirteo interesante y sexo con Marilyn Manson, y como se sentia ella entre otra serie de estrellas del rock. Faltó leer mucho más para saber si en el resto habría interés, giros, evoluciones, buenas historias, no se sabe si habría un buen tema para una peli por lo que he visto, pero sólo xq no he visto más. seguro que en su vida hay un buen tema, en todas las vidas lo hay. Sería una gran peli, y me encantaria q la hiciesen al final. Podria ser muy divertido ver x ejemplo a algunos actores interpretando a algunas rock-stars. quiza con marilyn el maquillaje ayudaría, pero sería francamente curioso ver a otro haciendo de mick jagger por ejemplo, el actor moviendose igual... quiza con algunas arrugas falsas. El tema ya me apasiona tanto q hasta me molaría la peli sin la participación de esa pivilla de la que habla tanto, aunq Nacho Vidal ya ha declarado q por el bien del séptimo arte estaría dispuesto a dejarsela chupar por la mencionada pivilla. Ay, Nacho, caminando entre los mortales ese hombre que se ha tirado un millón de veces a Silvia Saint..
Bueno, está faltando hacer un estudio sobre el título del libro ¿Sería un objetivo, se sentirían identificadas con la sentencia "como hacer el amor como una estrella del porno.."? Pronto seguiré contandote.

Anónimo dijo...

Pues nada, le pregunto a compañeras de curro si tras tanto comentarse que el cine porno es machista, ofensivo para la mujer, y pensado en exclusiva para el hombre, que les parecería una peli o libro llamado "como hacer el amor como una reina del porno" a lo que responden que no piensan ir más allá, les encantará ver y si algo les parece útil aprender, no piensan entrar en ofensas. Bueno, un punto más a favor del esperado filmecillo. ESPERADO de cojones.
1 abrazote, deckard.

Anónimo dijo...

A mi no me gustó nada.... creo que no tiene personajes... lo que le ocurre a Deena lo sabemos siempre desde fuera, los números están bien pero no son brillante... la película posee cierto ritmo pero en otras partes adolece de él... los intérpretes están bien, pero tampoco despuntan... quizá como mucho la Hudson. Y el final está más cerca de lo que Hollywood/Broadway cree que debería pasar, que de lo que realmente pasaría... Es una redención muy barata la de Florence Ballard

Un saludo DEckard!

Carles Rull dijo...

Creí que no, pero me acabó gustando. Es un musical puro y duro. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con el montaje musical que se puede ver de "Grease" en Barcelona desde hace meses.
No le busques un buen guión, ni siquiera demasiado hilvanado, o personajes profundos. Lo que importa es el festín de canciones, música, colorido, luces, escenografía... ¡esto es el musical!

Un saludazo !

DECKARD dijo...

Chewie: ojalá los productores pongán tanto interés como usted en el proyecto para llevarlo a buen término.

Pequeñoibán: a mí me parece que la historia habría sido mucho mejor si hubieran seguido la línea trágica a la que parecía encaminarse, pero el final es demasiado conciliador y forzadísimo. Quieren redimir hasta al apuntador. Además, el tratamiento que se hace del sexo y de las drogas es excesivamente moralista. Pero sí me parece que la producción es impecable en todos los aspectos y que los actores están bien, algunos brillantes, salvo el abofeteable hermano de Effie White.

Cineahora: a mí también me gustó, a pesar de todo lo que he dicho antes. Debe ser eso, la fuerza del musical, que hace que olvidemos todo lo demás.

Un saludo a todos!