
Lo que más destaca de “El libro negro” es su vitalista sentido de la aventura. Recuerda en estilo y forma (utilización del scope, colorido semejante al Technicolor) a esos filmes de aventuras bélicas y resistencia anti-nazi de los años 50’ y 60’ parodiados con bastante gracia en “Top Secret” (Jim Abrahams y David Zucker). La protagonista (no voy a extenderme sobre ella porque ya le dediqué el post exclusivo que se merecía), una judía holandesa llevada por diversos avatares, que es mejor no desvelar, a luchar junto a la resistencia, se introduce como espía en el cuartel general nazi tras seducir al oficial Ludwig Müntze (Sebastian Koch, actor también presente en “La vida de los otros”). Así, irá recopilando información vital para la resistencia. Pronto se dará cuenta de que no puede fiarse de nadie, ya que entre los que cree sus amigos se encuentran algunos traidores y entre sus enemigos naturales encontrará inesperados apoyos e incluso el amor. Esa ambigüedad moral hace que, a pesar de la estética retro, tengamos la sensación de encontrarnos ante un filme moderno. Es una sucesión de escenas de suspense a lo Hitchcock (“Encadenados”, “Cortina rasgada” y “Topaz” serían las referencias más claras), pero con un punto de vista desengañado y nada idealista más propio de Otto Preminger (“El factor humano”) o John Huston (“El hombre de MacKintosh”). Responde perfectamente a la ecuación que recorre toda la obra de Paul Verhoeven: hacer películas entretenidas y comerciales, pero con un trasfondo que refleje su nada complaciente visión del mundo. Una visión más apegada a la realidad del comportamiento humano, incluyendo sus más bajos instintos, que a discursos hipócritas. Eso implica su negativa a ofrecer un punto de vista claro y políticamente correcto sobre las historias que cuenta, lo cual ha llevado a ciertos sectores a acusarle absurdamente de fascista. Nada más lejos de la verdad; en “El libro negro” se denuncia tanto el fascismo “oficial” de los nazis como el subyacente en algunos civilizados holandeses. Quizá Paul Verhoeven nunca llegue a ofrecernos una obra maestra, su humildad se lo impide, pero no puedo evitar que sea uno de los directores modernos que mejor me cae. Lo que me fascina de su cine es que, en sus mejores momentos, consigue que sus películas funcionen a dos niveles en apariencia opuestos. Por un lado, se pueden ver como un simple y hasta superficial divertimento, pero soportan igualmente un análisis profundo y serio del argumento. Así nos enseña una lección muy valiosa: para hacer un filme entretenido no hace falta obviar los aspectos más complejos de la historia. Un ejemplo paradigmático sería “Desafío total”, que es un tebeo a mayor gloria del mamporrero Schwarzenegger, pero a la vez ofrece un interesante y rigurosísimo discurso sobre el cruce entre realidad, sueño y ficción. Y qué, sino eso, es el cine, amigos. Ojalá su eterno proyecto sobre la vida de Jesús llegue algún día a buen puerto; promete un revisionismo histórico que poco tiene que ver con la versión oficial.

4 comentarios:
No te has resistido ha hacer un chiste sobre Puyol, ¿eh?
Starship Troopers cada día me gusta más (y la habré visto unas diez veces).
Yo creo que su obra maestra el LOS SEÑORES DEL ACERO. Es una película impresionante.
Saludos.
Quise decir "a hacer"...
Ya que la mencionas... que tal es El factor humano? la tengo por ahi a mano para verla, pero como carezco de referencias nunca me animo...
Roski: no pude resistirme, es cierto.
Vaaaale, aceptamos "Los señores del acero" como obra maestra. Ahora hay que convencer al resto del mundo. A ver si vale esto: es una de las mejores películas que se han hecho sobre la Edad Media y el paso a la Edad Moderna, Jennifer Jason Leigh (acabo de darme cuenta de que la olvidé, imperdonablemente, en mi lista de amores imposibles) está impresionante y Rutger Hauer no digamos, también es una gran película sobre la lucha entre el amor brutal e instintivo y el amor racional y eso se relaciona muy inteligentemente con el momento histórico. ¿Qué les parece?
Freddy: Pueeees, no le voy a mentir, no la he visto entera porque me quedé dormido a la mitad. No es que no me estuviera gustando, es que a medida que me hago mayor el sueño me resulta cada vez más irresistible. La menciono por su tono frío y distanciado. La peli de Verhoeven es más pasional, pero creo que conecta con esa falta de idealismo.
Me temo que mi comentario no le va a animar a verla.
Un saludo a ambos!
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