
Como muy bien ha explicado el colega Roski en un post que les recomiendo, la temática religiosa no es una novedad en la obra de Aronofsky. Los protagonistas de “Pi” y de “The fountain” (permítanme que evite el largo título español) comparten la misma obsesión por tratar de aplicar pautas científicas a asuntos más propios de la superstición como el destino en el primer caso o el secreto de la vida eterna en el segundo. “The fountain” sería la confirmación definitiva de que Aronofsky comparte con los protagonistas de sus filmes ese carácter obsesivo y ese ansia por encontrar un sentido a la vida más allá del que proponen las acomodaticias religiones convencionales. El marido de Rachel Weisz es un ecléctico en el sentido más estricto de la palabra. Es decir, es alguien que va cogiendo de aquí y de allá lo que más le gusta de cada filosofía y de cada creencia religiosa. Así, en su nuevo filme, va conformando una especie de Biblia personal con unas gotas de oscura superstición española, unas pinceladas de creencias mayas y chorros de filosofía oriental. Al final, seremos testigos de una especie de epifanía, de iluminación, que lleva al protagonista a aceptar con serenidad las leyes de la naturaleza, tras haber luchado contra ellas con el fin de mantener viva a su amada. Le veremos convertido en una especie de monje zen en comunión con el Universo. Lo que nos viene a decir Aronofsky (como explica muy bien Roski eso estaba también presente en “Réquiem por un sueño”) es que existe un equilibrio en el Universo, pero nuestras pasiones, obsesiones o adicciones (en el caso del filme que nos ocupara sería la pasión amorosa) nos ciegan y nos impiden ver la realidad. Por lo tanto, el ser humano ha de liberarse de todo lo accesorio para acceder a un estado de felicidad basado en el equilibrio con el mundo que le rodea. 
Como ya he explicado otras veces, a pesar de ser ateo no me molesta en absoluto que las historias tengan un trasfondo religioso porque considero que es algo que forma parte de la cultura popular. Sin embargo, el caso de “The fountain” es distinto, ya que Darren Aronofsky no se limita a contar una historia de amor con connotaciones religiosas, sino que casi propone una religión alternativa, Bueno, más bien un espiritualismo bastante cargante muy propio del movimiento New Age. Ya M. Night Shyamalan fue criticado por eso mismo a raíz de la magnífica “La joven del agua”, pero el director de origen hindú hacía gala de un gozoso sentido del humor y, sobre todo, de una poco convencional y brillante puesta en escena. Nada que ver con el tono solemne y la esforzada, aunque poco destacada, realización de Aronofsky, que al final cae en un exceso de purpurina algo carnavalesco. Tampoco el minimalista diseño de producción (probablemente forzado por los problemas de presupuesto a causa de la fuga de los dos protagonistas inicialmente previstos: Brad Pitt y Cate Blanchett) parecía el más adecuado para una historia que precisaba cierta épica.
7 comentarios:
Bueno, parece que somos más de tres a los que nos ha gustado la película. Aunque seguimos siendo minoría. Yo ya lo sufrí en Sitges en mis carnes, la gente hechó auténticas pestes.
Excelente reseña sobre Aronofsky y sus influencias religiosas, de las que va tomando un poco de todo, por aquí y por allá, como si fuera (por lo menos en este caso) una versión del "Reader's digest".
Ese final también me pareció de lo más fallido. Como intentando probar suerte, con distintas escenas fnales, y a ver si conseguía ser lo suficientemente sugerente y poético.
Dani Lebowski, aunque a mí no me convenció del todo, considero excesivo que se pite y se vitupere a Aronofsky como se hizo. Es justo reconocerle, al menos, capacidad de riesgo y coherencia con el resto de su obra. El matiz que distingue a una película fallida de una mala película es muy importante y en eso he basado mi crítica. En eso y en el post de Roski, que espero que no se moleste.
Cineahora, creo que ese final pretende ser impresionante pero se queda a medias. Algo que no ocurría en "Réquiem por un sueño", por ejemplo.
Saludos!
Bueno, bueno... Lo de compararla con 'La joven del agua' me parece muy osado, ya que, a pesar de que a mí no me gustara en absoluto, más que 'new age' como tal, ya que la de Shyami era una fusión de géneros (desacertada, en mi opinión) sobre los mitos y las leyendas y 'The Fountain' se acerca más al misticismo existencial y a la holística.
Refo, al menos ha servido para animarle a comentar algo, hombre.
No es que yo las compare, sino que el calificativo de espiritualismo New Age que recibió "La joven del agua" (no por mi parte) me parece más acertado aplicarlo a "The fountain".
A ver cuando nos vemos por tierras salmantinas.
Un abrazo!
Gracias por la cita...
snif, snif...
estoy emocionado...
snif, snif...
Ahora en serio: quizás lo que le falla a The Fountain es mayor voluntad de abstracción (aunque parezca contradictorio), de ocultar su mensaje tras las imagenes (y no al revés, como sucede).
Aún así, no se merecía los pitos con los que la saludaron.
Saludos.
De nada, hombre, era de justicia. Pero dejemos de chuparnos las pollas.
En cuanto a la capacidad de abstracción, estoy totalmente de acuerdo. No lo he comentado, pero vi seguidas "Sunshine" y ésta y ambas me produjeron la misma sensación. Hace falta ocultar más el mensaje para que el espectador no tenga la sensación de que le están sermoneando.
Saludetes!
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