10 mayo, 2007

WALKING ON SUNSHINE: "SUNSHINE" (Danny Boyle)


El nuevo filme del director de “La playa” es muy similar a “Alien” (Ridley Scott). Tenemos a una tripulación espacial mixta y multirracial, básicamente formada por orientales y occidentales en este caso, que se enfrenta a una misión en la que el encuentro con la nave de unos colegas que llegaron allí antes que ellos originará un giro hacia el terror en la acción marcado por la cercanía de un peligroso ente extraño y por los ambientes claustrofóbicos de las naves espaciales, muy apropiadamente llamadas Icarus I y II. Además, la relación que mantienen los personajes con la computadora central de la nave recuerda mucho a la que tenía la gafada Ripley y compañía con Madre, la mandamás del Nostromo. La diferencia es que el diseño y la realización del filme de Ridley Scott están plagados de creatividad y constituyen un hito en la historia de la ciencia-ficción, mientras que Danny Boyle se comporta en este caso como un buen émulo de influencias externas. La mayor originalidad de su propuesta está en el protagonismo que se le concede al astro rey. Eso le sirve al director para crear las imágenes más bellas e inquietantes del filme y a la vez para establecer un paralelismo religioso-filosófico entre el Sol y Dios. Todo gira alrededor de la idea de la vida, la muerte y la resurrección. Hay una gran profusión de diálogos que abundan en ese sentido, lo cual le da un tono discursivo al filme bastante molesto. Que si somos polvo de estrellas, que si mira que te vas a quemar, que si déjame que quiero ver la luz y así. Se echa en falta el sentido de la abstracción del mayor de los hermanos Scott y del maestro Kubrick o la humildad de los dos grandes cultivadores del género en los últimos años: Paul Verhoeven y Steven Spielberg. Bueno, “Inteligencia Artificial” no es precisamente humilde, pero es una Obra Maestra y se le perdona.


Sin embargo, lo peor (aquí viene un pequeño spoiler) es cuando aparece en escena un extraño fantasma-superviviente de la tragedia que asoló a la tripulación del Icarus I (fin del spoiler), que atenúa la tensión buscada en el tramo final del filme con su falta de credibilidad. En definitiva, se trata de una película vistosa y entretenida con algunas escenas de suspense bastante conseguidas (sobre todo las que transcurren en la parte exterior de la nave), pero que se ve lastrada por no llegar a ligar de forma armoniosa los elementos más trascendentes y científicos del argumento con los más lúdicos y paranormales. Eso me recuerda a un filme de hace unos años que tampoco estaba del todo mal, “Horizonte final” (Paul Anderson), que bien podría haber inspirado éste.




Por lo demás, la aportación de los intérpretes es puramente testimonial, ya que los personajes responden a clichés poco o mal definidos. Está el saco de testosterona interpretado por el guaperas Chris Evans, el actor fetiche de Danny Boyle ejerciendo de ello, Cillian Murphy (para babeo de mi chica), la dulce belleza de Rose Byrne (para babeo propio) y el toque oriental que aportan unos estupendos Michelle Yeoh y Hiroyuki Sanada. La música, un aspecto que este director suele cuidar con especial mimo, corre a cargo del grupo Underworld y de John Murphy. Se trata de una partitura ambiental y atmosférica con toques electrónicos muy apegada a las imágenes, pero no habría estado mal un poco más de marcha con Katrina and the Waves y su “Walking on Sunshine” o el “Blame it on the boggie” de Michael Jackson, cuyo pegadizo estribillo empezaba diciendo: “Don´t blame it on Sunshine”. Habría aportado una vía de escape bastante apetecible y, ya puestos, podría haber dado para un par de chistes sobre tomar el Sol y el tono de piel del cantante.


3 comentarios:

Carles Rull dijo...

Jeje! Ya veo que se divirtió más buscando comparaciones con Michael Jackson que viendo la película.

Saludos !

DECKARD dijo...

Es por culpa de la cultura Pop que uno va atesorando. Seguro que Tarantino se habría dado cuenta de las posibilidades que eso ofrecía para crear uno de sus memorables diálogos.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Esta vez el japo me ponía más. Ese saber estar, esa prestancia....woau!