Ya he vuelto de mis mini vacaciones en Barcelona y Tarragona. He visto tantos monumentos que he de reconocer que acabé satisfecho, sí, pero también algo saturado. Que si las ruinas romanas de Tarraco, que si iglesias y catedrales por doquier, que si la Barcelona modernista de Gaudí y otros, que si la Barcino romana, que si el Barri Gòtic y demás arquitectura, pintura y escultura de la época, que si chicas en topless jugando a las paletas en la playa... Total, que al final uno necesita unas vacaciones para descansar de las vacaciones. Siempre se empieza diciendo: “bah, yo paso de hacer turismo, voy a pasear tranquilamente por la ciudad y veré lo que vaya surgiendo”. Eso es lo que piensas hasta que visitas la oficina de turismo y te das cuenta de la cantidad de cosas que te apetece ver y el poco tiempo del que dispones. Entonces empieza la locura y el primer día te pegas una paliza monumental, nunca mejor dicho. Claro que luego el cansancio va haciendo mella y te va volviendo más selectivo a la hora de elegir los destinos. También influye en ese aspecto la economía, no creo que haga falta recordar aquello de “Barcelona es bona, si la bolsa sona”, pero ya lo he hecho. Los monumentos son bastante caros de ver, especialmente los de Gaudí, pero el más bonito de todos, para mi gusto, es el Parc Güell, que es gratuito. En el extremo contrario está la Casa Batlló, tan absurdamente cara que renunciamos a entrar pese a las recomendaciones. Pagar los 8 euros que cuesta La Pedrera o los 9 del Palau de la Música, ya duele, pero 16.50 euros es algo totalmente desproporcionado. Por cierto, recomiendo comprar la Barcelona Card por los descuentos y entradas gratuitas, sale muy rentable. En cuanto a la comida, no me pareció nada cara en comparación con Madrid. La pastelería, por ejemplo, es mejor y más barata. La coca rellena de crema catalana de La Colmena, una pastelería del centro, es algo memorable. Claro, que yo soy un incondicional de esa crema, que pude probar en todas sus vertientes. Aparte de la ya mencionada, también la disfruté como postre en tarrina de barro y como helado. Pero no quiero aburrirles más, que esto parece una versión tonta de “Lonely Planet”, les dejo con unas fotos de mis rincones favoritos de Barcelona.

LA SAGRADA FAMILIA VISTA DESDE LA AZOTEA DE LA CASA MILÀ (MÁS CONOCIDA COMO LA PEDRERA, QUE QUIERE DECIR CANTERA). Hemos vuelto hechos unos putos expertos en Gaudí.
MONESTIR DE PEDRALBES. Como los monjes ya no viven allí, te dejan entrar hasta la cocina, literalmente. Todo se conserva inmejorablemente y te sientes realmente trasladado a otro mundo. Más entretenido e interactivo que ver “Unos monjes de cuidado”, también conocida como “El gran silencio”.
PLAÇA DEL REI. Dicen que es la plaza española que más elementos medievales conserva. Es como de cuento.
SANTA MARIA DEL MAR. Una de las iglesias góticas más estilizadas y elegantes que he visto.

PALAU DE LA MÚSICA CATALANA. Impresiona sobre todo la gran lucerna del techo, que es como una especie de fantástica lámpara solar. No todas las obras maestras del modernismo tenían que ser de Gaudí, ésta se debe al genio de Lluís Domènech i Montaner. El mismo que también realizó el magnífico edificio de ladrillo rojo que hoy alberga el Museu de Zoología.

4 comentarios:
Hermosos lugares, de esos placeres visuales y vivenciales que tiene el mundo. Saludos!
Desde luego, no hay mejor forma de evadirse de todo que visitar sitios nuevos.
Un saludo!
A mi Barcelona me satura un poco. No se como... es una ciudad bonita pero le falla algo.
Le dejo una frase políticamente incorrecta de mi padre: "A mi me gusta Valencia, es como Barcelona pero sin catalanes" (típico humor aragonés... siempre respetuoso)
Saludo.
Roski, siguiendo con el estilo "diplomático" de su padre le diré, aunque temo la reacción de algún amigo y/o familiar, que los valencianos también tienen sus cosas y Valencia no es tan bonita. Tampoco es que Barcelona sea la hostia, desde luego no es Londres o algo así, pero me gustó bastante.
Un saludo!
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