17 octubre, 2011

UNA NOCHE CON JAVIERA MENA EN EL TEATRO LARA



Quinientos años después de que Colón llegara a América los sudamericanos encontraron una forma retorcida y despiadada de vengarse de sus conquistadores: el pop latino. Parece como si desde el otro lado del atlántico una mente malvada pensara: "Ahora, españolitos de mierda, os vamos a mandar a Maná, para que os jodáis, ja, ja, ja..." o "Meteos por el culo a Carlos Baute" o "Si Shakira y Piqué ya daban cosica por separado vais a ver ahora los dos juntos". Lo extraño es que miles de españoles recibieron a estos enviados del diablo con los brazos abiertos, lo cual constituye una prueba irrefutable de que la teoría de Darwin se ha quedado obsoleta, alguien debería empezar a formular ya La Teoría De La Involución De Las Especies. Porque antes de que este inexplicable fenómeno se produjera vivimos en España unos años en los que, al fin, nuestro país encontró su lugar en el mapa del pop mundial. En los años de la famosa y reivindicada movida madrileña España, aunque evidentemente no era oro todo lo que relucía, estuvo en la misma ola musical que arrastraba a Estados Unidos y Reino Unido, todo un hito histórico que no se había producido hasta entonces.




Javiera Alejandra Mena Carrasco es chilena y cuando la new wave dominaba en el mundo del pop apenas había nacido; pero nada de eso importa en su música, ya que las referencias al folclore de su país se reducen a un suave acento y musicalmente se siente más cercana a lo que escuchaba durante su más tierna infancia que al pop actual. Así, en su primer disco, Esquemas Juveniles, nos llevaba de las melodías pop a lo Bacharach a los sonidos electrónicos de finales de los 70 y principios de los 80. Esa senda más relajada marcó la primera parte del concierto. Pero ese primer disco ya incluía una versión de ese gran hit europop ochentero cantado por Fiordaliso y llamado Yo no te pido la luna (Non voglio mica la luna), que era toda una declaración de intenciones. En su segundo y último disco hasta la fecha, titulado simplemente Mena, se desmelena por completo y se presenta como una desprejuiciada cantautora pop, con la épica hedonista  a la par que melancólica de Pet Shop Boys o New Order como gran referencia. Ese fue el sentimiento que marcó una segunda parte de concierto apoteósica con la chilena sacando a relucir las lentejuelas ante un público entregado al baile. Quedó claro que esta chica tiene el talento y la actitud para convertirse en una gran estrella, pero, por desgracia, casi nadie la conoce. Es una pena, porque temazos como Hasta La Verdad, Al Siguiente Nivel, Esquemas Juveniles Luz De Piedra De Luna merecerían convertirse en hits globales, pero está claro que corren otros tiempos. Y es que en la industria actual, si no estás dispuesto a hacer cientos de concesiones, lo llevas claro. Vamos, que si no vistes como una mamarracha, no enseñas carne y no haces música para gente a la que no le gusta la música, estás condenado a no salir del circuito indie. Bueno, al menos la acústica de un pequeño teatro es mucho mejor que la de una gran sala de conciertos o un gran estadio. Eso que salimos ganando.



1 comentario:

Licantropunk dijo...

Leyendo el primer párrafo pensé que la ibas a poner a escurrir. Pero no: le prestaremos un oído a la muchacha que me parece que no se lo he prestado nunca: absoluta desconocida. Y sí, lo de Maná, Alejandro Sanz (a este lo meto yo en la lista; ah, que es de aquí; bueno, pero vive allí), Paulina Rubio, Shakira y compañía tiene dimensiones de auténtica maldición azteca, maya o inca o todas juntas.
Saludos.