03 octubre, 2011

PROGRAMA DOBLE: "EL ÁRBOL DE LA VIDA" & "NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS"



EL ÁRBOL DE LA VIDA (Terrence Malick)
Hay dos afirmaciones del famoso arquitecto Mies van der Rohe que Malick debería haber tenido en cuenta antes de perpetrar su última película: "Menos es más" y "Dios está en los detalles". Lo primero se refiere a que el buen artista debe expresar lo máximo con los menores elementos posibles y lo segundo a que la belleza nunca es obvia. Aplicándolo al cine, podríamos decir que una película jamás ha de ser perfecta sobre la pantalla, solo debemos pedirle al director que nos facilite las piezas necesarias para poder completar el puzle en nuestras cabezas. Las grandes películas son aquellas que mejoran a medida que las pensamos. "Las películas respiran por sus defectos", decía Truffaut. Sin embargo, esta vez Malick no se ha conformado con su archidemostrada capacidad de sugerencia; sino que, a través de un larguísimo bloque que parece hecho a base de escenas descartadas de un documental de National Geographic, se empeña en hacer obvio un discurso metafísico que debería haberse quedado en el terreno de lo misterioso. Y lo hace abandonando por unos momentos el punto de vista de los personajes para adoptar el punto de vista de nada más y nada menos que... ¿Dios? Da mucha penita, ya que gran parte de lo que ofrece esta película es magnífico, pero esos minutos pesan como una losa sobre el resto del metraje y, a su vez, dejan a Stanley Kubrick como un cineasta modesto y apocado. Es malo parecer tonto, pero es mucho peor pasarse de listo.



NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS (Enrique Urbizu)
En el polo opuesto de lo que hablábamos antes se encuentra el cine de Enrique Urbizu, un cineasta que no se cree más importante que el oficio al que se dedica y que no se pone por encima de los personajes a los que intenta dotar de vida. El director de La Vida Mancha sí respeta la inteligencia del espectador, no intenta abrumarle con la suya propia, y deja señas de su identidad repartidas sutilmente a lo largo de su obra, no nos escupe a la cara su ideología. Utiliza el cine de género, especialmente el thriller y el western, para poder hablar de la sociedad en la estamos inmersos sin sermonear al personal. Los diálogos, escritos junto a su inseparable Michel Gaztambide, explican lo justo. Para muestra, ese escueto "Rock 'n' Roll" que el protagonista pronuncia cuando se da cuenta de que se enfrenta a algo gordo. Urbizu es, en definitiva, un motivo de orgullo para el cine español, un heredero patrio de ese gran cine negro americano que permanece en series como The Wire, con la cual su última película comparte la diversificación de puntos de vista para dar al espectador una visión panorámica de la historia. Y ha encontrado en José Coronado a un insospechado alter ego que, basándose en la economía gestual, nos ha regalado tres de los personajes más misteriosos y carismáticos que uno recuerda: el Pedro de La Vida Mancha, el Rafael Mazas de La Caja 507 y el Santos Trinidad (qué gran nombre) de esta magnífica No Habrá Paz Para Los Malvados.

4 comentarios:

Licantropunk dijo...

Qué suerte tienen algunos. Ya tengo ganas de verlas, ya. Ambas. Así que mi juicio sólo puede ser prejuicio si aún no las he visto. Pienso que las dos me van a gustar, porque otras que he visto de estos directores me han gustado. A Malick, el pobre, le das un buen palo. Y, total, por unos minutos de nada, como dices.
Pues eso, Rock 'n' Roll.
Saludos.

DECKARD dijo...

No, si a mí Malick me encanta y El Árbol De La Vida podría haber sido una OBRA MAESTRA, por eso no le perdono semejante resbalón.

Un saludo!

Hutch dijo...

En mi caso, también fue casi una sesión doble y ganó por goleada la de Urbizu. Saludos.

manipulador de alimentos dijo...

Estoy con Deckard. El árbol de la vida es una película trascendente y esencial. Inolvidable!!!