25 octubre, 2006

CIENCIA FICCIÓN LOW-FI: "LOS HIJOS DE LOS HOMBRES" (ALFONSO CUARÓN)



Alfonso Cuarón es un director que parece huir de las etiquetas como de la peste. Puede pasar sin despeinarse de realizar una peliculita infantil, esteticista y aburrida como “La Princesita” (1995) a una adaptación “trendy” de Dickens: “Grandes esperanzas” (1998). Luego puede volver a su patria para realizar la road-movie-pseudo-documental-erótica “Y tu mamá también” (2001) para después firmar la tercera parte de una de las sagas juveniles de mayor éxito de todos los tiempos: “Harry Potter y el prisionero de Azkaban” (2004), la cual considero como la mejor de la serie, así como la mejor película del mejicano junto a la que hoy nos ocupa.

Basándose en la novela homónima de PD James, que no he leído, el director nos muestra un futuro relativamente cercano (concretamente el año 2027) en el que una supuesta tercera guerra mundial, siempre sugerida y nunca bien explicada (tampoco hace falta), ha dejado el mundo devastado mientras cientos de miles de refugiados (en la película les llaman “fugis”, acrónimo despectivo de “refugees”) acuden en masa a las pocas partes del planeta que han podido sobrevivir al desastre. Una de esas partes es, por supuesto, Inglaterra (¡England prevails!, como gritaba el líder fascista en “V de Vendetta”), donde transcurre la acción del filme. No faltan los típicos detalles de humor negro a costa de dicha devastación, como el que un ricachón tenga colgado en el enorme salón de su casa nada menos que el Gernika de Picasso (“de lo poco que pudimos salvar de Madrid, junto a un par de Goyas”, explica más o menos). Por fin Gallardón lo consiguió, pensé yo, o quizá fue el siniestro candidato a la alcaldía del PSOE que aún no conocemos. Por desgracia, nada de eso se nos explica en la película. Otro momento de humor negro francamente divertido, y rodado mediante uno de esos complejos planos secuencia utilizados de forma sistemática en los momentos de mayor tensión, lo protagoniza un coche que se resiste a arrancar cuando los buenos lo necesitan para escapar y al que tienen que acabar empujando. Es una forma irónica de mostrar que el futuro altamente tecnológico que todos esperamos se ha visto truncado por las continuas guerras. Estamos, por tanto, en un futuro apocalíptico y bajamente tecnificado, bastante cutre, a la manera de la mítica “Mad Max” (1979). A eso hay que añadir, por ende, que la especie humana lleva 18 años sin procrear (algo que tampoco está del todo explicado, ni falta que hace). La película empieza, de hecho, con la noticia del asesinato de la persona más joven del planeta, que tiene esa edad.

En ese escenario, tenemos como protagonista al antihéroe encarnado de forma admirable por el carismático Clive Owen (lo siento, es una debilidad). Se trata de un cínico expolítico, que se verá obligado a tomar partido de nuevo cuando se encuentre con que tiene que cuidar a una chica negra que ha quedado embarazada. ¿Les suena? Pues claro, ya estamos con el ciclo mesiánico y todo eso. Afortunadamente, se nota el esfuerzo por huir de cualquier mensaje religioso de todo a 100 (bueno, ahora a 1 euro). Por ejemplo, cuando Clive Owen le pregunta a la chica quién es el padre, ella contesta que es virgen e inmediatamente se echa reír viendo la cara de pasmado que se le queda. Es una chica bromista y jovial, con la que nuestro protagonista va a establecer una relación entrañable. Ha de defenderla tanto de los rebeldes que pretenden hacer un uso político del nacimiento, como de los que ostentan el poder, a los cuales se presenta como unos fascistas que difícilmente aceptarían que el primer ser humano nacido en 18 años sea negro.

Paradójicamente, tratándose de una película de aire independiente y con un trasfondo político-religioso-filosófico tan potente, los mayores esfuerzos de Cuarón como director se centran en las escenas de acción, las cuales, como ya he comentado antes, están rodadas utilizando elaboradísimos planos secuencia. Cuando digo elaboradísimos, quiero decir que alguno de ellos deja en pañales la famosa secuencia inicial de “Sed de mal”. Claro que, con la actual tecnología, a uno le cuesta saber hasta qué punto está manipulado el plano en postproducción para hacer cuadrar todos los elementos. Más allá de la mera muestra de virtuosismo, ¿qué sentido tiene tirar del plano secuencia cada vez que los protagonistas se encuentran en apuros? Una de las pautas de la película es coger al héroe desde el principio y no soltarle en todo el metraje, produciendo así una fuerte identificación con el espectador. La continuidad temporal del plano secuencia potencia la sensación de angustia en tiempo real que vivimos junto al protagonista. Algo parecido ocurría en la magistral (sí, han leído bien) “La guerra de los mundos” (Steven Spielberg, 2005).

En definitiva, es una película que puede resultar demasiado ligera para los críticos más sesudos y demasiado fea para el publico más convencional que busque un simple divertimento. Yo creo que es más agradecida si se ve como un divertimento con cierto trasfondo.

3 comentarios:

Roski dijo...

Pues a mi me apasiona "Grandes Esperanzas". Ya ve, a veces soy un poco ñoño.

Por cierto, también me apasionan las distopías. Es un subgénero (no creo que este término sea peyorativo) que ha parido grandes obras maestras en literatura y cine. Y no hay que olvidar que "Children of men" es una distopía. Un subgénero con sus virtudes y defectos:

http://historiaparticular.blogspot.com/2006/05/distopa-el-futuro-ya-est-aqu.html

Saludos.

Anónimo dijo...

Y mire que le he visto yo hablar mal de La Guerra de los Mundos...Vaya surprise..Como dice Shakespeare: espero q tus sentimientos no sean igualmt cambiantes conmigo, sobretodo después de haberme dejado pasar por la piedra el sabado.

DECKARD dijo...

Mentira, yo nunca he dicho nada malo de "La guerra de los mundos". Debió ser otra de tus innumerables conquistas. No me extraña que nos confundas.

Roski, he leído su post sobre distopías y, efectivamente, no cabe duda de que "Children of men" es una de ellas. Yo tambien debía ser un fan de las distopías sin saberlo porque casi todas las películas que mencionas me encantan y es cierto que su base temática es similar. A su lista añadiría "Minority report", "Terminator" o la citada "Mad Max".