24 septiembre, 2011

BALANCE CINEMATOGRÁFICO DEL 2011: 1ª PARTE

Ahora que ya he descargado la mochila de pelis del 2010, puedo empezar con las del 2011. El orden responde a la fecha de estreno en España.




CAMINO A LA LIBERTAD (Peter Weir)
El gran director australiano construye un sólido y a ratos bello film clásico de aventuras, pero no alcanza la emoción de su obra maestra, Master & Commander: Al Otro Lado Del Mundo. En el reparto destacan un estoico Ed Harris y una bella y entrañable Saoirse Ronan.




NO CONTROLES (Borja Cobeaga)
Irregular comedia que intenta conectar con la gente que, como yo, fue un infante camino de la adolescencia en los 80 y un adolescente camino de la edad adulta en los 90. Es una comedia romántica bastante clásica que el director adorna con detalles propios de su generación. No está mal la intención, pero lo malo es que muchas de las situaciones resultan excesivamente forzadas o están mal construidas. La parte romántica y la parte cómica no terminan de encajar con armonía, parecen dos películas diferentes. Lo extraño es que funciona mejor la historia de amor entre unos estupendos Unax Ugalde y Alexandra Jiménez que unos gags que se confían en exceso a los actores; y aunque se trate de los indudablemente cómicos Julián López y Secun De La Rosa, éstos poco pueden hacer con unos personajes esperpénticos demasiado repetitivos y unas situaciones muy poco creíbles. No consigue superar el listón de la divertida, aunque tampoco redonda, Pagafantas.




TAMBIÉN LA LLUVIA (Iciar Bollaín)
Iciar Bollaín debe ser una chica super maja, con una preocupación social a prueba de bombas, pero como directora es incapaz de dotar a sus películas de algo más que una funcionalidad formal carente de la más mínima capacidad de riesgo. Aquí tenía la oportunidad de armar un bonito juego entre la filmación de una película y la realidad que circunda al rodaje, pero la desaprovecha debido a que, como siempre, sus preocupaciones sociales acaban pesando más que las cinematográficas. Los personajes no son más que piezas de un discurso construido para convencer al espectador de una idea, lo cual es absurdo porque el público potencial de este tipo de películas ya va previamente convencido. Es un cine que parece dirigido a progres aburguesados con mala conciencia. Y no es lo mismo ser progre que ser de izquierdas, esto último implica un espíritu rebelde que Iciar Bollaín no tiene ni de coña. La rebeldía en el arte ha de traducirse en una obra que remueva e inquiete al espectador y creo que la visión de esta película no molestaría ni al mismísimo Rajoy.




THE GREEN HORNET (Michel Gondry)
Ser poseedor de un sello visual tan característico como el de Gondry es, sin duda, una gran virtud, pero también puede ser una carga. En este film el director de La Ciencia Del Sueño renuncia a su sofisticada estética casera en pos de un estilo más convencional, lo cual le ha granjeado las peores críticas de su carrera. Pero la verdad es que la película cumple sobradamente como divertimento sin pretensiones. Es fácil identificarse con ese niño grande llamado Seth Rogen y Jay Chou, que interpreta a Kato, es toda una revelación. De haber estado dirigida por un director con menor renombre, creo que la acogida crítica habría sido más amable.




LA DANZA (Frederick Wiseman)
Pocas veces sale uno del cine con una sensación tan clara de haber visto una obra maestra. En este caso, es un documental acerca del Ballet De La Ópera De París, en el que el veterano director consigue transmitir al espectador profano la fascinación por un arte condenado al elitismo sin recurrir a la molesta voz en off vendiéndonos la moto o a la típica sucesión de personajes hablando a cámara tratándonos de convencer con epítetos grandilocuentes. Como gran cineasta que es, Wiseman hace honor a su apellido dejando que el espectador se impregne poco a poco de ese mundo confiándose a la imagen, el montaje y el sonido. Cine puro y duro, que no por ser documental deja de ser narrativo.




DE DIOSES Y HOMBRES (Xavier Beauvois)
A pesar de no ser una persona espiritual creo que soy capaz de apreciar la dificultad de asir la espiritualidad en el cine. Un arte tan basado en la concreción de la imagen como el cine parece estar reñido con lo intangible, por eso cuando directores como Beauvois consiguen captar momentos de recogimiento como los que viven estos monjes al borde de la muerte tiene un mérito enorme; que además lo haga sin forzar la simpatía del espectador hacia ellos, dejándonos libertad para decidir lo acertado o no de su actitud, ya es de sobresaliente.




ANIMAL KINGDOM (David Michôd)
Si las relaciones familiares normales ya son difíciles, cuando se trata de un grupo de delincuentes acosados por la policía todo puede acabar como el rosario de la aurora. Pero más que en la violencia, el director se recrea en el suspense que la precede, proporcionando al espectador un relato repleto de tensión con puntuales estallidos de violencia mostrados de una manera extremadamente cortante. Habrá que seguir la pista de este director australiano porque ha evidenciado su talento para dotar de frescura contemporánea a un relato que bebe del cine negro clásico.




EL DEMONIO BAJO LA PIEL (Michael Winterbottom)
No he leído la novela de Jim Thompson en la que se basa esta película, pero sí 1280 Almas, con la que guarda no pocas concomitancias. De nuevo, estamos ante el retrato de un nada ortodoxo representante de la ley en un pueblo de la llamada América Profunda. La diferencia es que aquí se trata de un verdadero psicópata que aprovecha la impunidad que le proporciona el cargo para dar rienda suelta a su extremo sadismo. Winterbottom  consigue dotar a la película de una atmósfera malsana, que hace de la visión de la misma una experiencia poco agradable, lo cual está bien porque es lo que el relato está pidiendo. Sin embargo, llama la atención que haya caído en un defecto muy habitual en el cine hollywoodiense, el contraste entre unas escenas de violencia muy explícitas y unas escenas de sexo muy pacatas. Ha tenido que pagar el precio de trabajar con actrices tan insulsas como Jessica Alba o Kate Hudson, que palidecen ante la intensidad de Casey Affleck. En todo caso, es una película en la que subyace una dura crítica al poder y al espejismo del sueño americano, que cuenta con las suficientes virtudes como para interesar a los amantes del cine negro.

2 comentarios:

Licantropunk dijo...

Qué poco he visto de este año.
La de Iciar Bollaín no está mal del todo, la salvan alguno de sus actores, sobre todo Karra Elejalde que le come sin piedad el fotograma al resto del plantel. En cuanto a si su cine es revolucionario o rebelde, pues no. Dejémoslo en comprometido, y eso teniendo en cuenta los temas que ha tocado en su trayectoria. ¿Progres aburguesados con mala conciencia? Ay.
Y del resto que apuntas he visto "El demonio bajo la piel" y debo decir, apenado, que es la primera decepción con una película de Michael Winterbottom: nuestro primer gatillazo. Tampoco las he visto todas pero ésta desde luego no me gustó. ¿Las actrices? ¿el ritmo?¿el final "en llamas"? No sé. Pero muy bien Casey Affleck, eso es verdad.

P.D: la Rachel que tienes casualmente situada junto a "The killer inside me" la hice el año pasado con carboncillo de color, y, coño, ¡no me quedo tan mal, por lo que veo!
Saludos.

DECKARD dijo...

Vale, quizá me he pasado con lo de los progres, pero es que cuando veo el tipo de películas que hace Iciar Bollaín me acuerdo inevitablemente de "Los Viajes De Sullivan". Realmente, ¿qué sabe esta chica del sufrimiento humano? ¿Es mejor una película por ser más comprometida socialmente? Yo lo tego clarísimo: no.

"El demonio..." no es de mis favoritas de Winterbottom, pero creo que, ya que estamos con el tema del contenido social, sus peores películas son aquellas en las que se centra en temas de actualidad, como "Un Corazón Invencible" o "In this World". La excepción podría ser "Wonderland", pero es que estéticamente poco tiene que ver esa película con Ken Loach, por ejemplo. En todo caso, creo que "Genova" (muy infravalorada), "Tristam Shandy", "24hr. Party People" y "El Perdón" siguen siendo sus mayores logros.

Un saludo!