08 septiembre, 2010

REPASO CINEMATOGRÁFICO DEL 2010: LAS REGULERAS

Continúo mi repaso al cine del 2010 con aquellas películas a las que he calificado de reguleras por tener algún punto de interés o ser entretenidas, faltándoles la inspiración necesaria para llegar a ser buenas películas.




NI CAPA NI ESPADA: ROBIN HOOD (Ridley Scott)
Tenemos un reparto excelente en el que destaca ese descomunal tótem de la interpretación llamado Max Von Sydow y un guión bastante apañado obra del irregular Brian Helgeland (L.A. Confidential, Mystic River). Y, como ya se ha dicho, es una especie de Robin Hood Begins, ya que se trata de remontarse a los orígenes del mito, tal como hiciera Christopher Nolan en su primera incursión dentro del mundo de El Caballero Oscuro ¿Qué es lo que falla entonces? Pues no cabe más que achacarle la falta de chispa aventurera a Ridley Scott. El otrora visionario director ha vuelto a las andadas y ha rodado al nivel de Red de mentiras, Un Buen Año, Los Impostores” o El Reino De Los Cielos en vez de volar más alto, como lo hiciera en las más interesantes Gladiator, Hannibal, Black Hawk Derribado o American Gangster. Evito comparar su obra actual con Blade Runner o Alien porque resulta demasiado doloroso asumir que se trata de dos flores de un día que nunca más germinarán. Ni siquiera tengo demasiadas esperanzas depositadas en la precuela de Alien que prepara. El ahora rácano y conservador director (me refiero exclusivamente al terreno cinematográfico, aunque pienso que fondo y forma son lo mismo) se limita a buscar planos bonitos sin conseguirlos y se revela incapaz de rodar una escena de batalla o un duelo a espada debidamente coreografiados y filmados. Como ya se ha señalado, la batalla final recuerda más allá de la duda razonable al arranque de Salvar al Soldado Ryan y, ¡horror de los horrores!, ¿no podía habernos evitado el siempre pedestre plano subjetivo desde el punto de vista de la flecha cuando Robin Hood dispara sobre su peor enemigo? Lo peor que te puede pasar cuando afrontas una nueva versión de las aventuras del famoso arquero de Sherwood es que en vez de recordar a Robin de los bosques (Michael Curtiz, 1938)  o a Robin y Marian (Richard Lester, 1976) el espectador se acuerde de Kevin Costner, peluca al viento, en la infame Robin Hood: Príncipe De Los Ladrones (Kevin Reynolds, 1991). Menos mal que Russell Crowe (un hombre de verdad, como cantaba Alaska), bien secundado por el resto del reparto, evita que el desastre sea completo.



FELLINI QUE ESTÁS EN LOS CIELOS: NINE (Rob Marshall)
Resulta original como idea para un musical hacer una versión de una película tan extraña y personal como 8 ½ (Federico Fellini, 1963). Pues bien, los méritos de Nine no van más allá de ese interesante punto de partida tomado del musical de Broadway, ya que convierte el complejo entramado de sueños, recuerdos, anhelos y vivencias urdido por Federico Fellini en una simple sucesión de apariciones femeninas ante el director interpretado por el siempre eficaz Daniel Day-Lewis, algunas de ellas tan bochornosas como las protagonizadas por Sophia Loren, que se limita a sonreír como una idiota encantada de que la dejen salir en el cine, o Nicole Kidman, últimamente solo capacitada para interpretar el drama de una mujer aquejada de una terrible adicción al bótox. Solo las hipervitaminadas Marion Cotillard, Kate Hudson y Penélope Cruz consiguen animar un poco la función. Pero si quieren ver una buena versión musical de 8 1/2 quédense con All That Jazz (1979). Bob Fosse tomó solo la idea de partida para luego plasmar sus propias obsesiones y eso se nota en el resultado final.



EL RETORNO DE UN CLÁSICO: SHERLOCK HOLMES (Guy Ritchie)
El hecho de que catalogue una película de Guy Ritchie de simplemente regulera y no de horror absoluto es todo un acontecimiento. De hecho, es la primera película de él que veo entera, ya que no he podido aguantar más de cinco minutos de ninguna de las anteriores, y les aseguro que tengo mucho aguante. No es que a partir de ahora vaya a seguir la carrera del ex de Madonna con más interés, ya que considero que , si Sherlock Holmes es un film entretenido, se debe más al diseño de producción y a los actores que a Mr. Ritchie. Podemos decir que es un film que cuenta con un trabajo de producción tan bueno, que ni siquiera un incompetente de la calaña del director de Lock & Stock consigue cargárselo. Y eso que lo intenta con denuedo, no se crean. No faltan esas aceleraciones y desaceleraciones de la imagen tan propias de su... uy, iba a decir estilo, pero esa palabra le viene demasiado grande. ¿Por qué, insisto, creo entonces que esta versión modernizada y rejuvenecida de Sherlock Holmes no está tan mal? Pues porque consiguen recrear la Inglaterra victoriana dándole el justo toque de fantasía que requiere una película de aventuras de estas características. Por otro lado, los actores también consiguen dar con el tono adecuado para interpretar a unos personajes míticos. No es muy fiel al espíritu de Arthur Conan Doyle, pero creo que alcanzan el objetivo perseguido: acercar a las nuevas generaciones uno de los mejores personajes de la literatura universal. Y de paso crear una nueva franquicia sin tener que quemar demasiadas neuronas, no seamos ingenuos.

1 comentario:

Licantropunk dijo...

De las dos primeras no puedo hablar sin mentir porque no las he visto. Me quedé con ganas de la primera pero, como dices, Mr. Scott ha bajado un pelín el nivel últimamente.
"Nine", no, ni ganas, me quedo con la de Fellini.
En cuanto a la de Holmes, me lo pasé muy bien viéndola, que ya es mucho con los tiempos que corren.
Saludos.