
El triunfo de este filme en la última edición del Festival de Cannes levantó ampollas entre los críticos allí convocados. En los últimos años la crítica ha ido a piñón fijo con el cine de Ken Loach, descalificando una tras otra cada una de sus propuestas por considerarlas maniqueas y autocomplacientes. No les falta algo de razón, pero sería injusto meter en el mismo saco a una de las películas más sólidas de toda su carrera, a mi parecer la mejor desde la ya lejana “Tierra y libertad” (1995).
Es cierto, como se ha dicho, que los ingleses invasores son mostrados como perros rabiosos carentes de todo sentimiento; si bien es cierto que esto está algo justificado por el punto de vista adoptado, que se centra en el pueblo irlandés invadido. Lo que hace interesante la película entonces es que, al igual que ocurría en “Tierra y libertad”, se muestran las contradicciones y enfrentamientos entre aquellos que deberían mantenerse unidos contra el opresor para triunfar. Es decir, sí que están unidos al principio, pero cuando se firma un tratado con los ingleses comienza una especie de guerra civil entre los irlandeses pro-tratado comandados por Michael Collins (personaje retratado magníficamente por Neil Jordan y Liam Neeson en la película homónima) y aquellos que no aceptaban las condiciones impuestas, que incluían entre otras cosas acatar la corona británica.
El director muestra así las raíces del IRA como grupo terrorista del que responsabiliza a los ingleses y a su política invasora, pero también deja en evidencia que algo no funciona cuando hermanos, amigos de toda la vida y familiares empiezan a matarse entre ellos en nombre de unos ideales. Los personajes femeninos juegan un papel simbólico en ese discurso, reprochando a sus hijos o maridos los pecados cometidos. La película deja, por tanto, un poso amargo, como de oportunidad perdida a causa de la división del pueblo irlandés.
En cuanto a la realización de Ken Loach, no va a sorprender ya a nadie. Mantiene ese estilo intencionadamente tosco y directo, aferrado a los personajes, que constituye su mayor virtud a la vez que su principal defecto. Lo bueno es que deja al espectador espacio para analizar el comportamiento de los protagonistas, lo malo es que puede producir una cansina sensación de ya visto.
3 comentarios:
¿Viste el repaso que hicieron de Loach en Dias de Cine? Demoledor.
Cierto que a veces se pasa de didáctico. Si no comulgásemos con sus ideas nos parecería nauseabundo. Pero bueno...no me voy a quejar yo si he disfrutado de muchas de sus pelis.
Está en mi lista.
Saludos.
Sí que lo vi, fueron a saco. Es gracioso ver como, a veces, los mismos críticos que encumbran a un director son los que unos años después le entierran. No es Ken Loach el que ha cambiado, sino ellos.
Deja en evidencia que se guían más por modas que por una auténtica reflexión. Ni Ken Loach era tan bueno entonces, ni es tan malo ahora.
La crítica hay que pasársela por el arco del triunfo... antes pensábamos que los críticos eran dioses del olimpo, pero Internet ha demostrado que cualquiera puede ser crítico de cine (Jesús Palacios incluido).
Publicar un comentario