Si todavía no conocéis las nominaciones, podéis acceder a ellas aquí.
No creo que haya mucha gente que haya visto casi todas las películas nominadas a Mejor Película, pero yo sí lo he hecho, así que siento la responsabilidad de ponerles en antecedentes antes de la ceremonia de entrega de los premios más importantes del cine. Voy a dar mi opinión sobre las películas nominadas y sobre las que, en mi opinión, han sido injustamente olvidadas. Me falta por ver La Invención De Hugo, pero espero hacerlo hoy mismo, y tampoco he podido ver Tan Fuerte, Tan Cerca (Stephen Daldry) porque no se ha estrenado en España todavía.
THE ARTIST (Michel Hazanavizius)
Es una película que, evidentemente, despierta una gran simpatía entre los cinéfilos. Que en los tiempos del CGI y el 3D la favorita para ganar el Oscar sea muda y en blanco y negro tiene su gracia. Es una película que va a la contra del cine moderno y esa se ha convertido en su gran baza, pero lo cierto es que no deja de ser un simple homenaje a una forma de hacer cine anticuada que Hazanavizius afronta de una forma bastante poco personal. Yo soy el primero que sucumbió a su encanto, pero, si la miramos friamente, es una película con algún momento brillante (la escena de la cabina de doblaje o la pesadilla sonora), pero en el fondo demasiado deudora de precedentes más ilustres: Cantando Bajo La Lluvia (Stanley Donen), Ha Nacido Una Estrella (la versión que recuerdo con más cariño es la de William A. Wellman con Fredrich March y Janet Gaynor) y El Crepúsculo De Los Dioses (Billy Wilder). Las grandes obras de arte son aquellas que conectan con el espíritu de su tiempo y The Artist no es más que un anacronismo que promueve la nostalgia, pero que no está a la altura de las grandes obras maestras que rememora.
LOS DESCENDIENTES (Alexander Payne)
También entiendo las simpatías que despierta una película como ésta, la falta de pretensiones de Payne en esta época de egos hipertrofiados resulta reconfortante. Es cierto que el cine actual anda escaso de historias de índole humanista en las que se dé una oportunidad a cada personaje de justificar su comportamiento, pero eso no quiere decir que cada película que muestre una cierta comprensión de la condición humana sea una obra maestra. Esta es mi idea de una buena película, pero cuando leo críticas que afirman que es una obra maestra o que Alexander Payne es un grande a la altura de Renoir me pongo en guardia. ¿Tan escasos andamos de películas de personajes que cuando aparece un film de estas características lo consideramos automáticamente una obra maestra? Vale, este tipo de películas necesitan ser reivindicadas, pero tampoco nos pasemos. ¿No es cierto que se abusa al principio de una voz en off excesivamente explicativa? ¿No es cierto que la evolución del protagonista (excelente, como siempre, George Clooney) resulta un tanto forzada? ¿No es cierto que ese empeño en mostrar que en el fondo "to er mundo é güeno" resulta un poco cargante? ¿No es cierto que la puesta en escena de Payne resulta en exceso funcional? Yo me quedo con la gran revelación de la película, Shailene Woodley, una joven y atractiva actriz que demuestra dotes tanto para la comedia como para el drama manteniendo el tipo ante un superdotado como Clooney.
CRIADAS Y SEÑORAS (Tate Taylor)
Vale que se nomine a algunas de las excelentes actrices que enriquecen un magnífico reparto femenino, en el que merece especial mención una chispeante Jessica Chastain en un papel opuesto al que interpreta en El Árbol De La Vida, pero la nominación a Mejor Película le viene más que grande. Parece elegida más por las buenas intenciones de su mensaje antirracista que por sus méritos estrictamente cinematográficos. Es una película agradable en la que es posible ver alguna concomitancia con la época actual (el título original, The Help, La Ayuda, remite a un eufemismo que sigue vigente), pero nada más.
MIDNIGHT IN PARIS (Woody Allen)
Que se la considere como una representación del cine español en los Oscar por el hecho de ser una coproducción es de chiste, una muestra más del papanatismo que puebla los medios de comunicación patrios. Los Oscar de este año parecen estar bañados de nostalgia, pero el listo de Woody Allen ha colado una película que parece nostálgica, pero que en el fondo critica la visión turística que los americanos (y, por lo tanto, él mismo) tienen de París. Hizo lo mismo con Barcelona, pero parece que los españoles no tenemos tanto sentido del humor como creemos. Al menos, eso les pasa a algunos. Woody Allen es un nostálgico declarado, pero, como los verdaderos sabios, no hace exhibicionismo de sus ideas, sino que las pone en duda a través de su obra. Quizá, si anhelas el pasado, es que el presente no te satisface, pero, cuidado con tus fantasías porque, cuando cobran mucha fuerza empiezan a parecerse a la realidad y a inmiscuirse en ella. El protagonista de esta historia (un Owen Wilson perfecto con su permanente cara de pasmo) encuentra nada más y nada menos que a Lea Seydoux, después de pasar por la atractiva Rachel McAdams y la deliciosa Marion Cotillard. Mujeres superatractivas rifándose a Owen Wilson, fantasmas. ¿Realismo? Cero. Lo mismo que Vicky Cristina Barcelona, pero aquélla muchos la vieron como una película realista y desde ese punto de vista la juzgaron. Vale que en esa no aparecían fantasmas, pero es que Woody Allen no ha hecho una película realista en su vida, así que juzgar cualquiera de sus películas de esa forma es, sencillamente, un error. Menos mal que Midnight In Paris no se llama Midnight In Madrid, por ejemplo, porque entonces seguro que habría surgido algún despistado que habría dicho que la visión que daba de Madrid no se ajustaba a la realidad de los hechos.
MONEYBALL (Bennet Miller)
¿Una americanada sobre baseball protagonizada por Brad Pitt? Por Dios, vade retro, Satanás. Pero, atención, aquí pasa algo extraño, el guión viene firmado por Steven Zaillian y Aaron Sorkin, dos de los guionistas más talentosos que han pisado Hollywood (podría exagerar, pero soy un tipo comedido). Y no solo eso, la cosa está dirigida por Bennet Miller, el director de la estupenda Truman Capote. ¿Resultado? Pues que me reafirmo en la idea de que es mejor elegir las películas por sus autores en vez de por el tema o los actores. Moneyball es mucho mejor de lo que parece. Es una de las mejores películas que se han hecho sobre el mundo del deporte y un magnífico ejemplo de narración en primera persona, ya que no se recurre a subrayados como la voz en off o a los planos subjetivos. Simplemente, el espectador ve (vive) lo mismo que el protagonista. Es un cine que mantiene un ritmo que permite al espectador impregnarse poco a poco del mundo que se le muestra e ir empatizando con los personajes hasta el punto de vibrar con las vicisitudes del Manager General de un equipo segundón de baseball estadounidense. El cine es grande, amigos.
EL ÁRBOL DE LA VIDA (Terrence Malick)
Ya hablé de ella aquí, así que solo me queda añadir que, aunque sigo pensando que es una película pretenciosa y fallida, también creo que es la más personal y arriesgada de las nominadas, así que resultaría una sorpresa agradable que ganara.
WAR HORSE (Steven Spielberg)
Hay quien cree que me ciega la pasión por Spielberg, pero no es cierto, no hago más que tratar de poner en su lugar a uno de los grandes de la historia del cine, ya que muchos insisten en negarle lo que, sin duda, le corresponde. Para muestra de esa voluntad de justicia, tras alabar las virtudes de Tintín, voy a centrarme en los defectos de su última película. No creo que sea una mala película, pero sí que es un film fallido, ya que no consigue ser tan emotivo como su director pretende. Y creo que eso se debe a tres causas fundamentales que paso a enumerar:
1. Jeremie Irvine, un error de casting imperdonable tratándose de un director que siempre ha demostrado buen tino a la hora de elegir a actores infantiles y juveniles (recuérdese especialmente al Henry Thomas de E.T. o, sobre todo, al Christian Bale de la infravaloradísima El Imperio Del Sol).
2. La rotura del punto de vista. Este es un error de índole narrativo igualmente imperdonable en un narrador de primera como es Spielberg. Me explico: aunque en apariencia no tengan nada que ver, E.T. y War Horse son muy parecidas, ambas muestran la fuerza redentora de la amistad entre un niño y un ser no humano. La fuerza emotiva de la historia se basa en que el espectador comparta tanto el punto de vista del niño como del animal. Es fácil que el espectador se identifique con un niño, pero que lo haga con un ser extraterrestre o un caballo ya resulta más peliagudo. En E.T. eso está endiabladamente bien resuelto gracias a un detalle de guión que parece nimio (como todos los grandes detalles de guión), pero que resulta brillante. Se trata del hecho de que Elliot y E.T. estén conectados telepáticamente, de forma que lo que sufre uno también lo vive el otro, así los puntos de vista de los dos personajes quedan unidos en uno solo. Esa sensación no se consigue en War Horse porque Spielberg no confía en contar la historia desde el punto de vista del caballo, con lo cual, cuando caballo y niño se separan, el punto de vista va saltando de unos personajes a otros, haciendo que la implicación emocional del espectador en la historia se resienta. Cuando empiezas a cogerle cariño a un personaje, éste desaparece de la historia. Es el problema que tienen las narraciones demasiado episódicas. Spielberg intenta compensarlo subrayando en exceso la emotividad del previsible reencuentro final, pero no lo consigue.
3. ¿Por qué todos los personajes hablan en inglés? Bueno, los que la hayáis visto doblada notareis que todos los personajes hablan en español y esta vez no es un fallo exclusivo del doblaje. Vale que Spielberg haya pensado que una estética viejuna que remite a los tiempos del Technicolor era la mejor para contar esta historia, pero por qué caer en convenciones tan superadas hoy en día como hacer que los personajes alemanes o franceses hablen en inglés con un forzado acento. La credibilidad se resiente terriblemente. En ese sentido, Spielberg debería aprender de Mel Gibson, quien decía algo así: "lo bueno de oír lenguas extranjeras en el cine es que ayudan al espectador a sumergirse en otro mundo". Toma nota, Spielberg.
Eso sí, War Horse tiene momentos excelentes protagonizados por grandes actores (Benedict "Sherlock" Cumberbatch, Tom Hiddleston, Neils Arestrup, David Thewlis, Peter Mullan, Emily Watson...), como la subasta del principio, esa carga a caballo con final trágico, esa ejecución mostrada con respeto hacia la muerte de los personajes gracias a una oportunísima aspa de molino o ese diálogo entre un soldado británico y otro alemán mientras liberan al caballo de sus espinosas ataduras.
OLVIDOS IMPERDONABLES
Michael Fassbender
Increíble que el actor en mejor forma del momento haya quedado fuera de las candidaturas. Shame es demasiado fuerte para los viejunos académicos, pero qué problema había en nominarle por su estupenda interpretación de Jung en Un Método Peligroso (David Cronenberg), otro gran olvido, o incluso por hacer de Magneto el personaje más carismático de la magnifica X-Men First Class (Mathew Vaughn), película olvidada en los apartados técnicos. Bueno, para mí ha sido olvidada en todos los apartados, ya que me parece una de las mejores del año y creo que es muy superior a algunas de las nominadas, pero eso ya sería pedir demasiado.
Las Aventuras De Tintín: El Secreto Del Unicornio
Este sí que es uno de los grandes misterios de la historia de los Oscar. Parece ser que los académicos no consideran que la técnica del Motion Capture sea animación, de ahí que Tintín no haya sido nominada en esa categoría. Pero digo yo que, si la consideran de acción real, debería arrasar en los apartados técnicos. Vamos, es que debería estar nominada antes que War Horse porque es mejor. Sin embargo, deben desconocer que Chico Y Rita (Fernando Trueba & Javier Mariscal) fue rodada primero con actores que sirvieron de referencia a los animadores, como se puede ver en el siguiente vídeo:
No quiero que se me malinterprete, me alegro un montón por la nominación de esta película aunque no la haya visto todavía, lo que quería señalar es la falta de criterio y el viejunismo de los académicos.
El Topo (Thomas Alfredson)
Esta magistral aproximación al universo de John Le Carré merecía estar en las categorías más importantes, no solo la interpretación de Gary Oldman o la banda sonora de Alberto Iglesias son premiables.
El reparto completo de Un Dios Salvaje (Roman Polanski)
Si había una película este año sostenida sobre la buena labor de sus actores, era esta. Como mínimo, John C. Reilly debería haber estado nominado, es el que resulta más natural de los cuatro.
Another Year (Mike Leigh)
Hace años Leigh gozaba del favor de la Academia, películas suyas como Secretos Y Mentiras o Topsy Turvy recibieron varios merecidos premios. Sin embargo, ahora ningunean una de sus mejores películas y olvidan dos de las mejores interpretaciones del año: la de Jim Broadbent y la de Lesley Manville (los dos de la foto). Los que me leen o me conocen pueden pensar que desprecio el cine social, pero no es cierto, lo que no soporto es que me sermoneen. Los personajes de Leigh desprenden verdad por los cuatro costados, no son simples piezas del discurso que el director nos quiera hacer tragar en cada momento, como sí ocurre en las películas de Iciar Bollaín o Ken Loach, por ejemplo. En la realidad puede que yo esté de acuerdo con ese discurso, pero a la ficción le pido algo más que política y eso es lo que me da el cine de Mike Leigh, el mejor director de cine social en activo.
Misterios De Lisboa (Raúl Ruiz)
Que los críticos del New York Times la señalaran como un must en las nominaciones de este año no ha sido suficiente para que los académicos fijaran su mirada en la monumental obra maestra con la que Ruiz se despidió del cine y de todos nosotros.
Camino A La Libertad (Peter Weir)
Otro misterio: ¿por qué Peter Weir ha perdido el favor de la Academia cuando sigue apostando por un cine espectacular y a la vez adulto y reflexivo que cuadra perfectamente con el espíritu de estos premios?
Saoirse Ronan
Esta chica se come la pantalla, tiene un gran futuro que la Academia de Hollywood debería secundar. Merecía estar nominada por su magnífico papel protagonista en Hanna (Joe Wright). ¿No dicen que escasean los buenos papeles de heroínas en el cine americano? Pues ahí tenían uno estupendo y no han sabido verlo. Pero es que también podría haber estado nominada como secundaria por su conmovedora intervención en la antes mencionada Camino A La Libertad.
Shailene Woodley
Hablando de jóvenes que se comen la pantalla, aquí tienen a esta chica (la de la izquierda en la imagen) hasta ahora desconocida que le da la réplica nada menos que al gran George Clooney con un talento y una naturalidad desarmantes. Por Dios, eviten el horrible doblaje, si pueden, las voces que les ponen a los adolescentes resultan especialmente irritantes. Woodley desprende erotismo, dotes dramáticas, vis cómica... En definitiva, si le acompaña la suerte, el futuro es suyo, aunque no gane un Oscar, de momento.
David Fincher por Millenium: Los Hombres Que No Amaban A Las Mujeres
Vale, el material de partida no era especialmente brillante, pero precisamente por eso Fincher demuestra lo buen director que es, ya que consigue extraer oro de un remake americano de un best-seller sueco. Si una película cuya historia conoces de sobra resulta absorbente, es responsabilidad casi exclusiva de su director, por eso Fincher se merece un premio.
Podría seguir, pero creo que ya está bien, seguro que ustedes también tienen algo que aportar.